La creatividad fluye en mí sin esfuerzo. Mi imaginación expande mi visión más allá de lo que mis ojos pueden ver, de lo que mis oídos pueden escuchar y de lo que mi mente puede saber. En mi imaginación, mis emociones y mis pensamientos se entretejen y las ideas comienzan a tener forma. Con mis ojos cerrados, un mundo nuevo aparece.

Al regresar a la conciencia del mundo a mi alrededor, me siento inspirado para comenzar un proyecto, ya sea un una obra literaria o culinaria, una pintura o una presentación. Me sumerjo en el proceso creativo tal como lo hace un niño cuando juega. Puede que no sepa cuál será el resultado final, mas el proceso me entusiasma porque yo soy un ser creativo.