Mi vida rebosa de las bendiciones de Dios. Esta conciencia me mantiene en un estado de expectativa positiva. Disfruto del apoyo, la fortaleza y el amor de la presencia divina que mora en mí y que hace que mis expectativas sean cabales.

Verdaderamente no hay límite para las bendiciones que espero recibir u ofrecerles a los demás. Me mantengo abierto y receptivo a las bendiciones y a la abundancia que me rodean.

Mi expectativa del bien va mucho más allá de la prosperidad material. Yo soy bendecido de muchas maneras. Comparto mi perspectiva positiva con los demás según espero lo mejor para ellos. Al dar libremente, recibo abundantemente.