Visualizo que solo llegan cosas buenas a las vidas de aquellos a quienes mantengo en oración. Con fe, imagino que cada uno de ellos recibe exactamente lo que necesitan cuando lo necesitan, ya sea sanación del cuerpo y de las emociones, armonía en una relación, estabilidad financiera y prosperidad o alivio de todo tipo de dolor.

Al orar por otros, mis desafíos se disipan. Siento una profunda conexión con el espíritu que mora en mí. En paz, oro por los demás, sabiendo que Dios mora en ellos y se expresa por medio de ellos. Oro dejando ir las preocupaciones que pueda haber tenido por otros. Confío en que la sabiduría divina que vive en ellos los guiará hacia los mejores resultados posibles.