No importa cuán grande sea la distancia que me separa de mis seres queridos, sé que estamos conectados por el amor que sentimos unos por otros. Hoy restablezco y fortalezco esa conexión dejándoles saber que estoy pensando en ellos.

Nuestra conexión también se mantiene fuerte gracias a la oración. Cuando oro por mis seres queridos, los bendigo y visualizo lo mejor para sus vidas. Los veo saludables, prósperos, felices y plenos.

Ya sea que tengamos contacto frecuente o esporádico, el vínculo que comparto con mis seres queridos se mantiene fuerte porque somos uno en Dios, uno en el amor.