Cuando veo a alguien afligido, quiero hacer lo que pueda para disminuir su dolor. Me enfoco de manera que pueda estar espiritualmente presente. En lo profundo de mi ser, mi naturaleza divina sabe qué hacer y decir para ofrecer calma y alivio.

A veces no hay palabras que alivien la carga de otros. Es entonces cuando el contacto personal afable tiene gran significado. Si no estamos juntos, entonces envío mi amor y mis oraciones desde la distancia. Confío en que ellos sentirán mis oraciones a través de la distancia y serán reconfortados por ellas.

Hay momentos en que yo necesito consuelo. Me doy la oportunidad de pasar tiempo solo. Encuentro paz de una manera significativa para mí. Dios está conmigo y siento serenidad.