Hoy me enfoco en aquello en mi vida que me hace sentir próspero. Mucho más que la seguridad material, la prosperidad es la paz que viene del conocimiento de que Dios es mi Fuente. Cuando tengo presente esta verdad y actúo según ella, mi conciencia de prosperidad crece.

Tener familiares y amigos demuestra que soy rico en amor. Mis talentos e intereses me llevan a oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Las ideas divinas que percibo al orar fomentan mi conciencia de prosperidad y el conocimiento de que creo mi mundo según el poder de mis pensamientos.

Con un corazón agradecido, celebro cada manifestación de prosperidad en mi mente, mi corazón y mi mundo.