¿Cómo viviré este día? El simple hecho de hacer esta pregunta me recuerda que puedo elegir. Mi perspectiva me da la habilidad de centrarme con esperanza en las posibilidades ante mí. Si me siento agobiado, eso es una señal segura de que un cambio de perspectiva me haría bien. De manera que acudo a mi centro espiritual. Dios es mi prioridad en todas las áreas de mi vida. Gracias a esta perspectiva, me sereno.

Una disposición centrada en el Espíritu divino dirige mi atención e informa mis pensamientos. Mi resolución comienza en mí según lleno mi conciencia con pensamientos positivos. Muy pronto mi mundo exterior reflejará esos pensamientos. Mi cambio de perspectiva me ha llevado a descubrir un mundo nuevo.