Toda persona en la Tierra tiene una contribución única para ofrecer al mundo. Asímismo, cada persona pertenece a la familia humana y es una creación de Dios. Recuerdo esto cuando me sienta solo y vulnerable. No hay sitio donde yo pueda estar lejos de Dios.

Envuelto en una conciencia de unidad con Dios, me siento seguro y protegido, sin importar lo que enfrente. Verme a mí y a los demás como seres divinos me ayuda a encontrar consuelo en la presencia de otros. Me siento libre para pedir ayuda y apoyo, sabiendo que el amor incondicional de Dios se expresa a través de mis semejantes. Mi protección proviene de mantener presente mi unidad con el Espíritu divino.