Ya sea que cuente con abundante bien en mi vida en este momento o esté pasando por dificultades, la bondad de Dios prevalece. Tengo fe en que Dios es más grande que cualquier cosa que deba enfrentar, por lo que centro mis pensamientos en la presencia espiritual en mí en todo momento.

Mi fe en que el bien divino está activo en mi vida me lleva a superar todo lo que enfrente. Mi fe no puede ser molestada o debilitada por nada que ocurra en el mundo exterior porque sé que Dios, la única presencia y poder, es más grande que todas las circunstancias.

A lo largo del día, me mantengo firme en mi fe y enfocado en Dios. Mi fe alivia cualquier sentimiento de temor o tristeza y me ayuda a confiar en que el Dios en mí, inspira todos los aspectos de mi vida.