En un día despejado, cuando una nube gris pasa frente al sol, noto cómo ésta disminuye la luz. Luego, al mirar hacia arriba, veo que los rayos del sol rodean la nube. En vez de ocultar el sol, la nube me ayuda a distinguir y a apreciar el resplandor del sol.

Del mismo modo como el sol ilumina la tierra y es su fuente de energía, el Cristo, la Presencia divina en mí, es mi luz y fuente de todo lo que necesito para vivir alegre y enérgicamente.

Como cuando pasa una nube, un obstáculo o un desafío puede hacerme sentir que la luz Crística en mí ha disminuido, mas mi respuesta es mirar con una perspectiva nueva basada en la Verdad. Tengo fe en que el resplandor divino brilla radiantemente, como siempre. ¡Ninguna nube puede disminuir la luz divina en mí!