En el pasado puede que haya puesto mi confianza en alguien o algo que luego me haya defraudado. Eso me ha dificultado el confiar de nuevo. De dichas experiencias he aprendido que debo confiar, no en las cosas de este mundo, sino en Dios, la única Presencia y Poder en el universo. Le doy mi confianza al amor abundante del Espíritu infinito.

Me comprometo a profundizar mi confianza en Dios y siento la bendición de Su amor en mi mente y corazón. Anclo mi fe en esa cualidad perdurable de amor y luz ilimitados.

Reconozco la presencia de Dios en todas las cosas, siempre. Mediante mi confianza en Dios, comienzo a ver a los demás bajo una nueva luz. Me abro al perdón y dejo ir el pasado. Mi confianza en Dios sana mi corazón.