Vivir en abundancia significa vivir en gratitud, sin temor ni limitación. Es vivir consciente de mi naturaleza divina como expresión de luz, vida, amor y paz. Con un espíritu de gratitud, me doy cuenta de las bendiciones que fluyen hacia mí cada día. Doy gracias por cada una de ellas, grande o pequeña, sabiendo que tengo todo lo que necesito. Con Dios como mi fuente, mis recursos son ilimitados.

Veo más allá de cualquier apariencia negativa a la verdad de mi ser. Yo soy sano, completo y capaz. Mis relaciones personales son armoniosas. Mi vida está en orden. Tengo suficiente para disfrutar y compartir. Por estas verdades, digo una oración de gracias. ¡Reconozco la abundancia que está en todo mi alrededor!