He conocido gente que irradia energía con un espíritu de gozo que otros encuentran irresistible. Su luz interior brillante bendice a todos a quienes encuentran. Esa luz interior —gozo divino y vitalidad— también está en mí para ser compartida. Yo soy un canal de luz divina; lleno de una fuerza poderosa y energizante.

Brillo con la sabiduría y el entendimiento que me llevan por el camino de mi mayor crecimiento. Me siento confiado y ambicioso cuando hago brillar mi luz sin reservas. Yo soy radiante y libre. Yo soy una luz en el mundo, un ejemplo del poder inagotable del Espíritu. Cuando comparto mi fulgor sin reservas, con gozo y amor, invito a otros a hacer resplandecer su luz.