La valentía no significa no sentir miedo, pero sí significa aferrarse al valor por un momento más. Tengo esto muy presente cuando necesito mantener mi entereza ante situaciones que me dan temor. Cuando me detengo a pensar en los retos que he superado, recuerdo que he sido capaz de superar lo que se me ha presentado, aun cuando tuve que encontrar el valor poco a poco.

Afronto los momentos retadores con determinación. Yo soy valiente, fuerte y estoy lleno de fe. Me siento seguro al saber que Dios en mí es más grande que cualquier problema. Lo reconozco con mi mente y lo siento en mi corazón.

Siempre seré capaz de evocar la fortaleza y la determinación para superar con ánimo y valor lo que la vida me presente.