Yo soy libre de expresar mi ser único, libre de ser auténtico ante la luz divina en mí que me guía. A medida que mi conciencia de la actividad de Dios en mí y a través de mí crece, me siento más sereno. Veo más allá de temores y restricciones del pasado que me limitaban y abrazo una nueva realidad.

Mi potencial es copioso. Me atrevo a ver una expresión más completa de mí mismo. Algo en mi alma me llama a seguir adelante. Exploro mis dones, mis talentos, mis sueños. Quizás una idea me aviva, invitándome a practicar una afición, a seguir el sendero del servicio o una búsqueda de aprendizaje. Me deleito en la nueva posibilidad encontrada y dejo que mi gozo aflore. Celebro mi libertad.