De vez en cuando, puedo tener que sanar desafíos físicos y emocionales. Me apoyo en mi fe, en la ayuda de profesionales de la salud y en mi compromiso con mi cuidado propio. Con mi perspectiva positiva, recupero mi salud y reconozco mi bienestar. Recuerdo que mi sanación implica más que mi cuerpo físico y mi ser emocional.

Reconocer y reclamar mi salud quizás sea el aspecto más importante de la sanación. Como ser divino, soy completo. Alguien que haya perdido una parte de su cuerpo todavía está completo en espíritu, así como quien haya sanado al final de su vida, retorna a la salud perfecta, más allá del plano físico. Abrazo la verdad de la salud eterna y coopero con el poder sanador que siempre obra en mí.