Siento el gozo de Dios en mí como un suave arroyo que burbujea en mi corazón y me da la energía para vivir con entusiasmo. Este sentimiento gratificante, es una señal segura de que estoy viviendo a tono con mi identidad espiritual.

Descubro el gozo cuando me conecto con el Cristo en mí. Encuentro oportunidades para ofrecer amabilidad y amor en esta época festiva.

Expreso mi amor cuando alineo mi corazón con el corazón de Dios, que palpita con el ritmo continuo del gozo. Comparto el gozo a través del servicio desinteresado. Cada día brinda la oportunidad de animar a los demás mediante un gesto considerado o una palabra sutil. Cada acto amable me llena de gozo.