“Y es que tanta gente iba y venía, que ellos no tenían tiempo ni para comer estaban yendo y viniendo, y ni siquiera tenían tiempo para comer”. Aun cuando estas palabras fueron escritas en el Evangelio de Marcos hace mucho tiempo, describen el ritmo de vida que mucha gente se encuentra experimentando hoy.

La invitación de Jesús de ir a un lugar de descanso habla directamente a mi alma. Aunque no esté a la orilla del mar, en un bosque o una montaña, puedo descansar. Al principio, necesito dedicación y práctica para ir a mi interior y encontrar la paz silenciosa. Aprendo a detenerme para darles a mi mente y a mi cuerpo un descanso. El sosiego es digno de mi tiempo, vital para mi autocuidado y esencial para mi crecimiento personal y espiritual.