Amar al prójimo es lo mejor que puedo hacer, mas a veces es difícil de lograr. A pesar de todo lo que ocurre en el mundo, permanezco abierto a las posibilidades para la curación y la compasión según interactúo con los demás. El amor es el único poder y Dios la única presencia. Cada esfuerzo que hago para mantener mi corazón abierto genera energía sanadora. Encuentro y comparto consuelo y solaz.

Al abrir mi corazón permito que algo nuevo surja —un nuevo espíritu, una nueva vida, una nueva presencia de amor y paz. Siento que este poder sanador fluye en mi vida y mi mundo a medida que alineo y armonizo mi ser con el amor divino.

Efesios 4:25  Cada uno de ustedes debe desechar la mentira y hablar la verdad con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros