12 de Julio del 2012 - Jueves
Armonía
Al expresar mi divinidad interna, estoy en armonía con los demás.
Si tengo un desacuerdo con alguien, no me irrito o reacciono. Recuerdo que tengo el poder de disipar cualquier sentimiento impaciente que pueda estar surgiendo. Al orar, traigo a la persona a mi mente. Según inhalo, recuerdo atributos divinos tales como amor, paciencia y comprensión. Al exhalar, dirijo estos atributos hacia la otra persona. Mi respiración se sosiega. Siento calma. Toda irritación se desvanece.
Esta pausa de paz me pone en armonía con lo divino y, consecuentemente, con la persona. En este estado de paz, estoy más capacitado para discernir soluciones inspiradas divinamente, y comunicarme mejor y de manera positiva y respetuosa.
Esto es lo que siempre deben hacer ustedes: Díganse siempre la verdad unos a otros, juzguen con justicia y procuren la paz.—Zacarías 8:16