12 de agosto del 2012 - Domingo
Santuario
La paz de Dios es el santuario de mi alma.
En lo profundo de mi ser yace un lugar de paz. Si siento temor o inseguridad, encuentro refugio en este santuario. La paz de Dios en mí es mi fuente de fortaleza.
Orar, leer material edificante y hacer una pausa para respirar profundamente son veredas que me llevan a mi santuario. Cualquier temor o preocupación se disipa cuando me afianzo en el poder y la protección de Dios. En vez de sentirme nervioso, dispongo experimentar la única Presencia y el único Poder, y descanso en Su guarda.
Prosigo con mi día en armonía con la serenidad de mi alma. La verdadera paz siempre está en mí; es el santuario interno que me conecta con mi Creador.
Que el Señor te oiga en momentos de angustia … Que desde su templo te envíe su ayuda.—Salmo 20:1, 2
Orar, leer material edificante y hacer una pausa para respirar profundamente son veredas que me llevan a mi santuario. Cualquier temor o preocupación se disipa cuando me afianzo en el poder y la protección de Dios. En vez de sentirme nervioso, dispongo experimentar la única Presencia y el único Poder, y descanso en Su guarda.
Prosigo con mi día en armonía con la serenidad de mi alma. La verdadera paz siempre está en mí; es el santuario interno que me conecta con mi Creador.
Que el Señor te oiga en momentos de angustia … Que desde su templo te envíe su ayuda.—Salmo 20:1, 2
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