Gracia
La gracia de Dios me llena de bien.
La gracia de Dios siempre obra en mi vida. Es un regalo sagrado que nunca cesa, bendiciéndome de maneras incontables. Reconozco esta gracia bendita en los misterios y detalles intrincados de la naturaleza.
Percibo la gracia de Dios como la intuición que me guía por los caminos correctos; la siento como fortaleza revitalizadora en mi mente y cuerpo. Confío en la gracia de Dios como mi protección en todas las situaciones.
La gracia divina me apoya según sigo el sendero que me lleva hacia mi mayor bien. Doy gracias por este don divino, dado tan libremente, y por las bendiciones que la gracia de Dios brinda a mi vida día a día.
Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. —Efesios 4:7
Percibo la gracia de Dios como la intuición que me guía por los caminos correctos; la siento como fortaleza revitalizadora en mi mente y cuerpo. Confío en la gracia de Dios como mi protección en todas las situaciones.
La gracia divina me apoya según sigo el sendero que me lleva hacia mi mayor bien. Doy gracias por este don divino, dado tan libremente, y por las bendiciones que la gracia de Dios brinda a mi vida día a día.
Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. —Efesios 4:7