Vigorexia
Esta enfermedad, conocida también como complejo de Adonis, fue descubierta por el psiquiatra Harrison G. Pope, quien realizó un estudio con personas que frecuentaban los gimnasios y se veían afectados por un padecimiento que les impedía verse en realidad cómo eran físicamente.
Algunos psiquiatras explican que este término, considerado como nuevo, pronto estará en boca de mucha gente, pues está emparentado con la anorexia y se determina como un abuso de la actividad física al buscar una mejor condición y figura.
"Se llama vigorexia porque estos sujetos gastan mucho tiempo en el gimnasio y buscan ponerse muy fuertes, aunque generalmente salen hombres ejercitándose en las revistas, son más las mujeres que asisten al gimnasio que los hombres", explican los especialistas.
El despertar de la revolución nutricional en los años 80 generó la aparición de algunos casos de anorexia, cuyo término, al igual que la bulimia, era desconocido; luego se inició con el boom de los gimnasios y fue cuando un grupo pequeño de personas empezó a exagerar en su acondicionamiento, indican los psiquiatras.
Las mujeres son más propensas o susceptibles de padecer la enfermedad que los hombres, es más, al parecer ellas tienen más tiempo para ejercitarse.
En ocasiones la enfermedad se complica con padecimientos psicológicos como la obsesividad, el aislamiento social, los miedos sociales y el comportamiento retraído.
La principal característica de la vigorexia está centrada en las endorfinas que generas cuando realizas ejercicio, cuyo contenido principal es la morfina, sustancia que se inyecta para el dolor o algunas adicciones del ser humano, pero en el caso del entrenamiento físico es el cuerpo quien la produce. Al producir el cuerpo endorfinas se genera una sensación de placer y satisfacción, que te hace sentir más fuerte, más contento y más animado, evitando así que pueda dejar de practicar una actividad física y convirtiendo su hobbie en una adicción.
Además de que hay una estimulación neuroquímica, existen también una serie de situaciones obsesivas que incitan a mirarse mucho al espejo, a exhibir su cuerpo, a estar vigilando el crecimiento de la musculatura y a veces esto lleva a un trastorno muy serio que genera cambios bruscos en tu forma corporal.
Estos cambios van desde exceso de volumen muscular en las piernas, espaldas muy grandes, abdomen excesivamente marcado, hasta el cambio del ropero por el aumento desmedido de la masa muscular.
Perfil del vigoréxico
Los vigoréxicos suelen ser personas poco maduras, introvertidas, con problemas de integración, baja autoestima y rechazo de su imagen. Este trastorno puede ir acompañado de ansiedad, depresión y otros problemas obsesivos, así como de un deterioro de las relaciones sociales del afectado.
Su vida llega a convertirse en un ritual: se pesan y miran constantemente al espejo, dedican horas a musculares y siguen una estricta dieta a base de proteínas para ganar más masa muscular. No pueden pasar un día sin ir al gimnasio porque ello supondría perder volumen.
Este problema está muy extendido entre los culturistas, aunque no todo el que practica este deporte está enfermo. El tratamiento incluye atención psicológica, mediante terapias de modificación de la conducta, y antidepresivos como el prozac.
El problema se agrava cuando se toman sustancias artificiales para mejorar el entrenamiento. Los esteroides y anabolizantes favorecen la formación de masa muscular pero sus riesgos son muchos: más posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, lesiones hepáticas, disfunciones eréctiles, disminución del tamaño de los testículos, mayor propensión al cáncer de próstata.
Pero la vigorexia causa otros problemas físicos e incluso estéticos: desproporción entre cuerpo y cabeza, problemas óseos y articulares debido al peso extra que tiene que soportar el esqueleto, falta de agilidad, acortamiento de músculos y tendones.
La dieta que siguen es muy poco equilibrada y saludable: eliminación de grasas y consumo desmedido de proteínas, lo que obliga al hígado a trabajar exageradamente.
Tratamiento
Si bien se ha comprobado la existencia de trastornos en los niveles de diversas hormonas y mediadores presentes en la transmisión nerviosa en el sistema nervioso central, los principales factores desencadenantes involucrados son de tipo cultural, social y educativo, a los que estas personas están expuestas continuamente. Por ello, el tratamiento de estas personas debe enfocarse a modificar la conducta y la perspectiva que tienen sobre su cuerpo.
El entorno afectivo, amigos y familiares, cumple una función muy importante en su recuperación, al brindarle apoyo cuando intentan disminuir su programa de ejercicios a rutinas más razonables.
Es necesario disminuir el entusiasmo y la ansiedad por la práctica deportiva intensa logrando que se interesen por otras actividades menos nocivas para su cuerpo.
El hecho de desear la imagen corporal ideal no implica necesariamente que la persona padezca algún trastorno psicológico, pero siempre debe estarse muy atento ya que las probabilidades de que sí aparezca son mayores en éstas personas.
Fuente : www.latinsalud.com