Paralisis Facial
Puede ocurrir a cualquier edad, en cualquier sexo y en personas previamente sanas. El individuo puede notar en los días previos un dolor detrás de los pabellones auriculares, a veces con leve afectación del estado general. Puede notar, habitualmente sin síntomas previos, que no puede cerrar bien el ojo y que hace una "mueca" rara con la boca.
A veces lo notan antes los demás que el propio enfermo. La parálisis facial se instaura en el curso de horas a tres días. Algunas veces se puede notar un aumento de los sonidos en un oído o disminución del sabor. El ojo puede llorar al no poder parpadear de forma efectiva.
Existen múltiples causas que pueden provocar una alteración del nervio facial a lo largo de su recorrido. Así, como causas internas, están los tumores, los infartos o las malformaciones vasculares cerebrales, los tumores a nivel del ángulo pontocerebeloso (neurinoma del acústico), los tumores del oído medio. También pueden provocar una parálisis facial ciertas causas externas como son los traumatismos craneales con fractura del hueso temporal, ciertos agentes tóxicos y enfermedades metabólicas, las infecciones víricas y bacterianas.
Una parálisis facial puede recuperarse espontáneamente en algunos casos sobre todo cuando son parálisis secundarias a la exposición del frío o las idiopáticas. Es necesario un tiempo prudencial de espera (6 meses) para determinar la recuperación del movimiento facial. La recuperación espontánea del movimiento tras una parálisis facial conlleva frecuentemente la aparición de movimiento aberrantes que conviene tratar por medio de fisioterapia, según los casos.
Siempre que una parálisis facial afecta al párpado, de forma que no puede cerrarlo completamente y a la boca, que está torcida, y no hay otros síntomas en el resto de cabeza y miembros, hay que pensar que se trata de una parálisis en el trayecto periférico del nervio facial. Estas parálisis casi siempre son esenciales (de origen desconocido).
Tratamiento médico
Cuando una parálisis facial es secundaria a un traumatismo craneal hay que comenzar con medidas antiedema (corticoides) para evitar la compresión del nervio en su trayecto a través de estructuras rígidas como es el hueso temporal. Igualmente, es conveniente un tratamiento antivírico o antibacteriano si se sospecha una infección.
Tratamiento quirúrgico
Dependiendo del tiempo de evolución de la parálisis se utilizan diferentes técnicas. Una parálisis facial provocada por un traumatismo craneal es conveniente valorar una descompresión quirúrgica del nervio facial a nivel del hueso temporal dentro de las primeras semanas tras la lesión. Sin embargo, existen parálisis faciales que no recuperan el movimiento y no han transcurrido más de dos años de evolución. En estos casos se puede proceder a la neurotización de los músculos faciales propios mediante el aporte de fibras nerviosas procedentes de otro nervio. Clásicamente estos nervios son el nervio hipogloso y el nervio maseterino.
En pacientes ancianos o como complemento a la cirugía dinámica, se realizan técnicas de suspensión de la comisura bucal, creación del surco nasogeniano o suspensión del párpado inferior caído. Con ello se persigue una mejoría estética facial, se evita la caída de la lágrima y se evita la mordida de la mucosa bucal al comer.
La edad para rehabilitar la sonrisa en un paciente afecto de un Síndrome de Moebius es la de cuatro años y medio. Se realizan dos trasplantes musculares, uno para cada lado de la cara, separados en dos tiempos quirúrgicos. El músculo que se utiliza es una porción del recto interno de la pierna y el nervio donante es el nervio masetero.
El párpado tiene una función protectora y extiende las lágrimas. Durante el día debe proteger el ojo con gafas de sol y sustituir el parpadeo con la mano. Por la noche debe ponerse pomada que humedezca el ojo y un parche de forma que evite la desecación y el riesgo de úlcera corneal...
Fuente : Viatusalud/Dr. Bernando Hontanilla