La diarrea
Son más habituales debido a las intoxicaciones alimentarias, las diarreas implican un gran peligro para los más pequeños, que pueden perder al día hasta el 10 % de su peso a causa de una gastroenterocolitis.
De hecho, una gran parte de las hospitalizaciones infantiles se producen por este tipo de trastornos, motivados, en la mayoría de los casos, por la ingestión de alimentos en mal estado o por la falta de higiene.
Además, la gastroenterocolitis es contagiosa. Puede transmitirse a través del agua de una piscina, ya que el cloro no siempre es suficiente para neutralizar las bacterias. La comida al aire libre o el contacto con insectos como moscas o mosquitos, favorece el contagio de la gastroenterocolitis, que se transmite de persona a persona.
Medidas de precaución
Para evitar que su hijo se enferme del estómago debe vigilar la elaboración de los alimentos y procurar que sean frescos y estén bien cerrados y conservados. Tenga especial cuidado con las salsas elaboradas con huevo, el pescado y el marisco, con los alimentos que se venden sin control sanitario o en lugares ambulantes, con el agua no tratada y los productos que permanecen un tiempo sin refrigeración.
Los síntomas de la gastroenterocolitis suelen ser dolores en el abdomen, náuseas, diarrea, fiebre y cefaleas o dolor de cabeza. Para evitar padecer este tipo de problemas hay que extremar la higiene diaria: procure que sus hijos se laven siempre las manos antes de comer, sobre todo cuando estén fuera de casa.
En función de la gravedad y frecuencia de los vómitos, hay que acudir al médico, especialmente si el número de deposiciones diarias excede de lo normal. En la fase aguda de la gastroenterocolitis hay que extremar la vigilancia y mantenerla aunque esté remitiendo, ya que la bacteria tarda dos o tres semanas en eliminarse y el riesgo de recaer se mantiene.
Para que sus propios hijos puedan prevenir el contagio, debe inculcarles una buena educación sanitaria: explíqueles cómo se transmiten las enfermedades y enséñeles a mantener una higiene rigurosa cuando estén fuera de su casa, sobre todo en campamentos o paseos escolares.