Visite al urólogo
Si la visita al médico es para muchos hombres un asunto engorroso, acudir al urólogo es aventura de los más osados, pues por tratarse del área genital no cualquiera está dispuesto a la inspección del facultativo. Si ese miedo se guardara por un momento, muchos problemas de salud se atenderían en etapas tempranas.
Tanto el urólogo -especialista médico en los padecimientos del tracto urinario-como el proctólogo (hace lo propio con las enfermedades que aluden al recto), son vistos por la mayoría de los hombres con mucha distancia, quienes por su condición machista inconscientemente dejan pasar tiempo valioso antes de recibir la atención del facultativo y resolver problemas que pueden tener consecuencias graves.
"Según los especialistas, en nuestros días la juventud tiene más conciencia de atenderse oportunamente y acude a recibir ayuda cuando es más fácil emprender acciones que puedan controlar o erradicar problemas de cáncer, por ejemplo".
Así mismo señalan que las afecciones en próstata y testículos se reconocen actualmente en mayor número entre la población joven (entre 20 y 30 años de edad), a diferencia de otros tiempos, en que el mal era detectado cuando había muy poco que hacer para remediarlo.
Es por ello que es fundamental saber cuáles son los padecimientos más recurrentes que atiende el urólogo, primer paso para hacer conciencia y acudir a una revisión que puede evitar muchos sinsabores.
Próstata
Estadísticas al respecto señalan que el cáncer de próstata es el segundo en frecuencia entre los mexicanos mayores de 40 años. Cerca de esa edad pueden presentarse problemas al momento de orinar (dificultad y dolor para hacerlo), sensación de que se ha concluido y el deseo impetuoso de ir al baño nuevamente después de unos minutos, así como falta de control de los esfínteres para contener dichos requerimientos.
Es recomendable que los hombres se practiquen examen de próstata a partir de los 40 años, y a partir de esta edad anualmente, pues cuando se establece un diagnóstico oportuno, el tratamiento para alguna afección es efectivo hasta en 90% de los casos. La revisión que realiza el urólogo se basa en examen rectal, en el que se palpa el tamaño de la próstata introduciendo un dedo por el ano, con lo que se puede verificar si existen estructuras anormales o inflamación.
Infecciones urinarias
Síntomas como urgencia para orinar y hacerlo con frecuencia (llamado polaquiuria), así como dolor y ardor, son frecuentes en quienes sufren infecciones en las vías urinarias.
Su origen se ubica en las bacterias que llegan al sistema, siendo la más recurrente la Escherichia coli, habitante normal del intestino.
El problema aumenta cuando la bacteria se dirige, a través de dichas vías, hacia los riñones, que también se pueden infectar. Así que, además de los síntomas mencionados se debe tomar en cuenta el color de la orina, que puede tener tinte turbio por la presencia de pus o ser más oscura por la presencia de sangre.
Otros factores que pueden predisponer a infección son cálculos o piedras en los riñones, retención de orina o anormalidades anatómicas del tracto urinario, así como enfermedades de transmisión sexual (gonorrea, sífilis y otras). El diagnóstico se realiza mediante historia clínica completa y examen de orina.
Del órgano reproductor
Los padecimientos que aluden al pene son también responsabilidad del urólogo, siendo los más importantes:
Disfunción eréctil
Este padecimiento se caracteriza por la incapacidad recurrente para tener una erección lo suficientemente rígida que permita establecer una relación sexual plena (es común que no se pueda realizar la penetración). Este funcionamiento anormal del órgano viril puede tener origen anatómico.
Es frecuente que se asocie a enfermedades como diabetes e hipertensión arterial, problemas de circulación o del corazón, así como a anomalías congénitas (al momento de nacer) en los vasos sanguíneos del pene, o como respuesta al aumento de los niveles de colesterol (principalmente en personas obesas); pero cuando estas son descartadas se remite al paciente a tratamiento psicológico, pues el padecimiento puede deberse a trastornos neuróticos, consumo excesivo de tabaco, alcohol o drogas.
Fuente : Internet