La tercera memoria

A menudo se piensa que la memoria de los mayores se agota. Y en cierto modo es cierto, puesto que llega una etapa de la vida en la que no recordamos tanto como cuando éramos jóvenes. Sin embargo, lo que muchos no saben es que la memoria también se puede educar y estimular para que no se produzcan los típicos descuidos como olvidar dónde se han dejado las llaves o el nombre de un conocido.

Muchos ancianos se quejan de pérdida de memoria en situaciones cotidianas. De hecho, preguntas como dónde habré dejado las llaves o no recordar los nombres de conocidos son muy frecuentes entre este colectivo.

Las consecuencias de estos olvidos empeoran la calidad de vida de los afectados, puesto que disminuye su autoestima, dejan de realizar algunas actividades cotidianas como ir al cine, salir con sus amigos, o limitan su independencia.

Sin embargo, lo que muchos de estos ancianos no saben es que la memoria también puede educarse y estimularse. De hecho, existen algunos programas destinados a mayores de 65 años con pérdida de memoria, que enseñan pautas de comportamiento que ayudarán a los mayores a evitar algunos descuidos.

Transformaciones en el cerebro

A lo largo de los años, la pérdida de memoria ha recibido muchos nombres: "Pérdida de Memoria Benigna de la Senescencia", "Deterioro Cognoscitivo Asociado con la Edad" o "Pérdida de Memoria Asociada a la Edad (PMAE)". Todos ellos para calificar los pequeños olvidos que suelen manifestar los ancianos normalmente a partir de los 65 años sin ninguna otra alteración más grave (Alzheimer por ejemplo).

Y es que con la edad van apareciendo en el cerebro humano diversas transformaciones: aparecen ovillos neurofibrilares, atrofia dendrítica y disminución de los neurotransmisores. Incluso el tamaño del cerebro es menor. Así, estos cambios podrían explicar la disminución del rendimento cognitivo que se observa con la edad.

Además, diversos estudios han demostrado que en la fase de adquisición de información, los ancianos no utilizan medios de codificación adecuados ni emplean pistas verbales o visuales asociación de elementos- para recuperar la información. De esta forma, se produce un déficit en las habilidades de memorización. Por el contrario, cuando reciben pautas para retener la información, el rendimiento mejora. Por ello, programas como el difundido por el Ayuntamiento de Madrid ayudarán a los ancianos a recuperar su calidad de vida.

Cambios en la memoria durante el envejecimiento

Memoria sensorial. Primer almacén de memoria donde llega la información que recibimos por los sentidos. No se ha observado que exista déficit en la memoria sensorial. Se han realizado estudios sobre todo a nivel de estímulo visual (o memoria icónica). Las deficiencias a nivel de los órganos de la visión (menor capacidad de acomodación, necesidad de más luz) no afectan a la memoria sensorial.

Memoria a corto plazo. Es un almacén limitado, donde la información se encuentra de modo transitorio. En general, no hay alteraciones que dependan de la edad en la memoria a corto plazo. Sin embargo, en tareas que implican división de la atención (o atender a varios estímulos a la vez) o cuando la información debe ser organizada o codificada, las personas de más edad encuentran dificultades.

También hay dificultades cuando se necesita rapidez en las pruebas de recuerdo. De hecho, los individuos mayores son más lentos. Cuando se facilita información rápida retienen peor y rinden menos.

Memoria a largo plazo. Su capacidad es limitada. La información proviene de la memoria a corto plazo. Hay diferencias importantes relacionadas con la edad. Los hechos remotos se recuerdan bien y en esto no hay diferencias con los jóvenes. El problema aparece en el recuerdo de hechos recientes: no recuerdan qué hicieron hace dos días, de qué hablaron ayer, qué querían buscar hace un minuto, se olvidan de nombres, fechas... y cuando fracasan se juzgan más severamente que los jóvenes

Fuente : Internet