Caidas

Muchas enfermedades se manifiestan en los ancianos de manera inespecífica y con presentaciones y evolución atípica. Una de estas alteraciones está representada por la caída. Se entiende como tal la llegada al suelo (u otra superficie ubicada en un nivel inferior) de una persona, en forma no intencionada y, generalmente con pérdida de la verticalidad.

Las caídas son una causa de enfermedad y discapacidad en los ancianos, siendo un tema de gran interés, tanto por sus consecuencias personales como por el impacto social y económico que producen.

Diversos estudios señalan que las caídas son más frecuentes a medida que aumenta la edad de las personas.

Este tipo de trastorno puede ser el inicio de la pérdida de la autonomía del anciano, con gran disminución de la calidad de vida; lo que acarrearía como consecuencia la necesidad del apoyo y cuidados familiares y asistencia sanitaria, incluso en caídas sin graves complicaciones.

Pueden distinguirse dos tipos de factores asociados a las caídas:

• Factores extrínsecos: todos aquellos relacionados con las circunstancias sociales o ambientales en las cuales se desenvuelve la persona. Podemos destacar los pisos resbaladizos, sillas y camas inadecuadas, desniveles, escalones estrechos y altos, objetos en el suelo y animales domésticos que se interponen en el camino, ausencia de pasamanos, iluminación defectuosa, medios de transporte inseguros, etc. Generalmente, estos factores coexisten con factores intrínsecos, siendo la suma de ambos la justificación de la caída.

• Factores intrínsecos: dentro de estos, a su vez, pueden diferenciarse los cambios asociados al envejecimiento y las enfermedades que predisponen a las caídas. Entre los primeros, encontramos los cambios en la marcha y en el control del sistema motor, la disminución del umbral vibratorio y de la sensibilidad táctil que se produce en los ancianos sanos. Además, el paso más corto, el braceo compensatorio más pobre y los movimientos pélvicos y articulares menos rápidos y ágiles que acompañan al envejecimiento, contribuyen al desarrollo de las caídas.

Entre las enfermedades se destacan los déficit visuales (agudeza visual), disminución de la sensibilidad de los diabéticos, apoyo inadecuado por dolores articulares, la desnutrición o la obesidad, Parkinson, etc. También deben tenerse presentes las enfermedades sincopales (arritmias, infarto de miocardio, hipotensión arterial, etc.).

Consecuencias clínicas

Podemos distinguir las caídas accidentales, asociadas a los factores extrínsecos, de las no accidentales, relacionadas con factores intrínsecos o con ambos tipos de factores.
   
• Fractura de cadera: se produce en el 5% de la caídas. Para que se produzca debe considerarse la intensidad del golpe al caer, la proporción de energía absorbida por los músculos con la caída y la debilidad de la estructura ósea.
 
• Lesiones de partes blandas: caracterizadas por las contusiones sin producir una herida en la piel. Los desgarros y roturas musculares producen una disminución de la capacidad funcional con pérdida de la autonomía.

• Lesiones neurológicas: las hemorragias y hematomas intracraneanos pueden acarrear graves consecuencias.

• Contusión costal: las fisuras en las costillas asociadas a trastornos respiratorios pueden desencadenar o agravar una falla cardíaca o respiratoria.

Las caídas pueden desencadenar, además, otros síndromes geriátricos: de inmovilización, incontinencia, úlceras en la piel, etc. Una alteración frecuente es el síndrome postcaída, que es la pérdida de la autonomía provocada por el miedo a una nueva caída, lo que ocasiona una disminución voluntaria de la actividad física, favoreciendo la inmovilización.

Fuente : Latinsalud