Pie de atleta
Andar descalzo en piscinas, duchas públicas o incluso por la calle puede desencadenar la presencia de uno de los hongos más desagradables: el temido "pie de atleta". Esta contagiosísima infección, se llama así porque es frecuente entre deportistas, que se duchan y cambian en vestuarios.
El verano favorece la aparición de este tipo de infecciones debido a las altas temperaturas, la humedad y el andar descalzos. Aunque andar sin zapatos es muy relajante y beneficioso para la circulación, hay que tener en cuenta ciertas precauciones para evitar estos molestos y hasta dolorosos hongos, ya que una vez que se adquieren son difíciles de eliminar.
El pie de atleta, es la micosis más frecuente. Los hongos que la provocan son extremadamente contagiosos, tienden a cronificarse y producen brotes irregulares y picores a veces muy intensos.
Suele localizarse en los pliegues entre los dedos de los pies, en la planta y dorso, produciendo escamas, rojeces, picazón e incluso mal olor. Estos síntomas pueden llegar a hacerse muy notorios a la vista, lo que incomoda mucho a quienes lo sufren.
Muy reincidente
El pie de atleta es una patología especialmente molesta por su carácter reincidente: incluso puede repetirse después de un tratamiento bien realizado.
Su incidencia es mayor en jóvenes y aumenta cuando en el pie hay demasiada sudoración o maceración por el empleo de calcetines gruesos o calzado que no transpira.
¿ Cómo se manifiesta ?
- En pliegues: Aparece entre los dedos, adquiere un aspecto blancuzco y provoca mal olor, fisuras dolorosas, descamación, eccema y picazón.
- Seca y queratósica: Suele aparecer en los arcos de la planta y borde del pie, produciendo zonas enrojecidas, descamación y picor; también durezas, profundas fisuras dolorosas y alteraciones en las uñas.
- Dishidrosiforme: Suele afectar a las bóvedas plantares, laterales y dedos del pie, produciendo picor, placas rojas, ampollas y heridas húmedas con descamación. Las lesiones, la inflamación e infección pueden incluso impedir que la persona camine.
Esta infección tiende a cronificarse, alternando períodos casi asintomáticos con otros intensos e incluso agudos.
Prevención
Si nota algo anormal en los pies, acuda rápidamente a su médico.
Para evitar el contagio de éste u otro tipo de hongos procure:
- Lavar los pies a diario, secarlos bien y utilizar polvos de talco.
- No usar calcetines o zapatos de otra persona.
- Cambiar de zapatos y calcetines (de algodón y fibras naturales) cuantas veces sea necesario para evitar la humedad.
- Emplear productos especiales para evitar el exceso de sudoración.
- Utilizar siempre chanclas en piscinas, duchas, vestuarios o lugares públicos.
- No utilizar toallas de otras personas.
Si ya se ha contagiado y está siguiendo algún tratamiento procure:
- Quitar a diario las escamas de los pies.
- Mantener las zonas afectadas frescas y secas, usar calzado descubierto durante el tratamiento y en casa ir descalzo.
- Utilizar polvos funguicidas, cremas y pomadas especiales después del lavado.