Gota
La gota consiste en una alteración del metabolismo de las purinas, caracterizada clínicamente por crisis agudas y recurrentes de artritis que evolucionan hacia lesiones articulares y periarticulares permanentes. La gota constituye uno de los más típicos ejemplos de diatesis, es decir, de una tendencia constitucional a una enfermedad.
La gota es una enfermedad que muchas veces no tiene causa identificable, que se produce por el depósito de cristales de ácido úrico en los tejidos (cristales de urato monosódico). Estos cristales pueden formarse cuando los fluidos corporales están saturados de ácido úrico. Esto puede ocurrir si hay excesiva producción de ácido úrico, si la excreción del ácido úrico está disminuida o por una combinación de ambas alteraciones. La gota se caracteriza por la aparición repetida de cuadros de artritis (inflamación de articulaciones) y aparición de lo que llamamos tofos (depósitos de cristales) en tejidos.
La enfermedad es rara en sujetos con edad inferior a los 30 años; en un 10 a 20% de los casos existen antecedentes familiares de la enfermedad. La gota es excepcional en niños y en mujeres premenopáusicas. Si aparecen en estas personas hay que sospechar una causa determinada o sea una gota secundaria generalmente esta enfermedad se manifiesta más en hombres que en mujeres. La concentración de ácido úrico varía a lo largo de la vida: en los niños es de 3 a 4 mg/dl, en la pubertad de los hombres aumenta a 5-6 mg/dl, en las mujeres no se observa éste aumento.
Causas de la gota
Las purinas son compuestos esenciales para la síntesis de ácidos nucleicos (ADN, ARN). En el metabolismo de las purinas intervienen varias enzimas. El producto final del metabolismo de las purinas en el organismo humano es el ácido úrico. Las 2/3 partes del ácido úrico que son sintetizadas durante el día se eliminan por el riñón y el resto se elimina a la luz intestinal donde las bacterias allí presentes lo degradan.
Para que se produzca gota debe haber un aumento del ácido úrico. Existen muchas situaciones y enfermedades capaces de aumentar el ácido úrico y por lo tanto producir gota. En el 90% de los casos no se identifica una causa determinada que explique la hiperuricemia o gota.
El fenómeno principal que ocurre en la gota es la formación de cristales de ácido úrico. Esto ocurre cuando los fluidos corporales se ven saturados de éste. La solubilidad del ácido úrico en el suero depende de la concentración del mismo, de la acidez y de la temperatura. La acidez y temperatura normal del organismo permite una concentración máxima de ácido úrico de 7 mg/dl. Esto quiere decir que a concentraciones superiores a 7 mg/dl se produce la formación de cristales.
Existen muchos factores que pueden influir en la formación de cristales: edad, temperatura, cambios en la acidez, cambios degenerativos articulares, presencia de sustancias cristalizadoras o ausencia de sustancias inhibidoras en el líquido sinovial (líquido intraarticular).
La presencia de cristales intraarticulares puede ser asintomática pero también puede desencadenar un proceso inflamatorio. Los cristales libres en la cavidad articular determinan la formación y liberación de sustancias que median la inflamación.
Síntomas
Los ataques agudos, a veces precedidos de malestar, cansancio, trastornos digestivos y cefaleas, se caracterizan por un dolor articular intenso, que se localiza con frecuencia en el dedo gordo del pie, aunque a veces puede situarse en el tobillo, la rodilla, la cadera, el hombro, la muñeca, el codo o los dedos de las manos. El ataque suele comenzar de forma brusca; la articulación se hincha, enrojece, e inflama, y es muy sensible. Sin tratamiento, los ataques duran entre unos días a varias semanas.
Después de muchos años, un rasgo característico de la enfermedad es la formación de depósitos grandes y deformantes en los márgenes externos de las orejas. La gota crónica puede producir también lesión renal por la formación de cálculos de ácido úrico, lo que da lugar a la nefropatía úrica, o gotosa.
Compromiso del riñón en la gota
Otra complicación de la hiperuricemia y la gota además de la artritis es el compromiso renal. Diferentes entidades están relacionadas al aumento de la concentración de ácido úrico en sangre. Ellas son: 1) enfermedad renal por depósito de cristales de ácido úrico en el tejido renal, 2) por precipitación de cristales de ácido úrico en los túbulos renales que puede cursar con insuficiencia renal aguda, 3) litiasis renal (cálculos renales). La litiasis renal se ve en 20 a 40% de los pacientes con gota.
Diagnóstico
Demostración de cristales de ácido úrico en líquido articular o en nódulos subcutáneos (tofos). Los criterios menores son: artritis inflamación de articulación máxima en 24 horas, 2 o más episodios de artritis aguda, episodio de monoartritis aguda (afectación de una sola articulación), enrojecimiento articular, dolor o inflamación en articulación del 1er dedo del pie, presencia de tofos, hiperuricemia, alteraciones radiológicas.
Una vez realizado el diagnóstico de gota, se debe determinar si ésta es secundaria, o sea si existe una causa definida que explique si esta frente a una gota primaria (no existe causa definida). Se deben realizar exámenes de sangre y orina en los cuales se cuantifica el ácido úrico. La radiografía de articulaciones afectadas pueden mostrar lesiones en hueso que está por debajo del cartílago, debido al proceso inflamatorio desencadenado por el depósito articular de cristales.
Las recomendaciones generales para pacientes con gota son:
Dietéticas: Evitar alimentos ricos en purinas (carnes, embutidos, conservas, bebidas alcohólicas). Comer con moderación alimentos con grasa animal. Ingerir abundante agua o bebidas no alcohólicas. Bajar de peso, si existe obesidad. Realizar ejercicio físico. Evitar los analgésicos que contengan ácido acetil salicílico, ya que disminuyen la excreción renal de ácido úrico y aumentan la uricemia.
En el momento en que la inflamación articular está ya disminuida se iniciará el tratamiento para disminuir el ácido úrico en sangre y así evitar la precipitación y formación de cristales. Esto se logra con el uso de fármacos que aumentan la excreción renal de ácido úrico llamados uricosúricos o fármacos que inhiben la síntesis de ácido úrico, como el allopurinol.
Los casos de gota sin síntomas que no supera los 10 mg/dl en general no requieren tratamiento. Cuando ese valor es superado, existe mayor riesgo de artritis gotosa, litiasis renal (cálculos) o nefropatía por ácido úrico, por lo que en esos casos debe iniciarse tratamiento para disminuir la enfermedad y estar en control médico.
Fuente : Americasalud/Dra.Ma.Noel Castro