Arteritis Temporal
La arteritis temporal es ocasionada por inflamación de las arterias temporales, ubicadas en la región de la sien. Puede manifestare de manera principal por dolor de cabeza, que ocurre en 70% de los casos o como dolor en la región mandibular al masticar, lo que se denomina claudicación mandibular o como dolor dental o alrededor del oído.
Se requiere un alto grado de suspicacia del médico, para reconocer el origen de los dolores mencionados. La inflamación puede afectar lar arterias que nutren la visión y el paciente puede experimentar o visión doble (diplopia) o pérdida de la visión (ceguera).
La ceguera suele ser un síntoma que no aparece en las primeras etapas de la enfermedad, llevando a los pacientes a consultar en forma tardía, razón por la cual es importante hacer un diagnóstico temprano para evitarla. Se ha observado que la ceguera ocurre en promedio 5 meses después de la aparición de la arteritis temporal.
Ya en particular la arteritis temporal es una vasculitis granulomatosa que afecta principalmente, a una o varias ramas de las arterias carótidas y como su nombre lo indica, a las arterias temporales produciendo induración y engrosamiento de las mismas. Sin embargo y no por esta peculiar localización deja de ser una enfermedad sistémica. En este sentido, se pueden afectar arterias a otros niveles. Es de destacar la frecuente asociación con la polimialgia reumática, ya que aparece en más de la mitad de los pacientes con esta enfermedad. Afecta principalmente a pacientes por encima de los 50 años de edad, alcanzando su máxima incidencia en los mayores de 70 años y afecta a las mujeres en una proporción doble que a los varones.
Otra manera de manifestarse la arteritis temporal, que puede estar asociada a los dolores en la cabeza o aparecer de manera separada, es la denominada polimialgia reumática. Cincuenta a 90% de los pacientes con arteritis temporal presentan polimialgia reumática y una tercera parte de quienes sufren de polimialgia tienen arteritis. Todo parece indicar que resultan de procesos inmunológicos o de alteración de las defensas siendo la arteritis más seria y localizada.
Causas
Parece existir cierta agregación familiar, por lo que probablemente exista una predisposición genética a padecer esta enfermedad. Por otra parte, el propio envejecimiento celular también podría estar implicado en el desarrollo de esta enfermedad a través de una estimulación del sistema inmunológico.
Síntomas
La cefalea es el síntoma más frecuente, principalmente cuando existe afectación de las arterias temporales. En estos casos se pueden palpar unas arterias temporales duras y engrosadas. Acompañando al dolor de cabeza no es rara la presencia de dolores atípicos a nivel facial, occipital o cervical, así como la claudicación mandibular. El síntoma más grave de la arteritis de células gigantes es la pérdida de visión, que se produce por la afectación de las arterias que irrigan el nervio óptico (neuritis óptica).
La cefalea en arteritis temporal suele ser un dolor profundo en la región de las sienes, pero su localización suele ser variable, así como su intensidad y calidad. En muchas oportunidades el único rasgo común es un dolor nunca antes experimentado. Muchas personas que padecen arteritis temporal han sufrido en forma previa de migraña o cefaleas tensionales, sin embargo el nuevo dolor es por completo diferente. Asociado a la cefalea algunos pacientes describen inflamación en la región más posterior del craneo (occipital), lo cual puede confundir al examinador con la enfermedad de la columna.
¿Cómo se diagnostica?
Como en otras enfermedades de causa desconocida, existen unos criterios clínicos que apoyan el diagnóstico de la enfermedad y entre los que figuran:
-Edad superior a 55 años.
-Mejoría clínica evidente en las primeras 48 horas de tratamiento con glucocorticoides.
-Duración de los síntomas superior a 3 semanas.
-Biopsia de arteria temporal positiva.
-Polimialgia reumática.
-Anomalías en la exploración física de las arterias temporales.
-Cefalea de aparición reciente o características distintas a las habituales.
Tratamiento
Los glucocorticoides constituyen el tratamiento de elección en esta enfermedad. Son capaces de inducir una rápida y notable mejoría clínica además de ser capaces de disminuir el riesgo de complicaciones vasculares que presentan estos pacientes. La duración del tratamiento es prolongada, manteniendo un mínimo de uno o dos años. Esta enfermedad se puede curar aunque existe la probabilidad de que se tenga una recaída seria y ante eso es mejor prevenir asistiendo a control médico, cuando se presenten dolores intensos de cabeza...
Fuente : Viatusalud/Dr. José Ramón Yuste Ara