Espermograma
Durante mucho tiempo se pensó que la mujer era la responsable de la mayor parte de los casos de infertilidad. Mientras el hombre pudiera mantener un coito y eyacular, se suponía que era suficiente para poder fecundar a su pareja.
Los espermatozoides
Sin embargo, el avance de los estudios en el campo de la fertilidad humana ha demostrado que en numerosos casos de parejas que no consiguen embarazarse existen problemas masculinos que tienen que ver con la producción de espermatozoides y su calidad.
Un tratamiento de infertilidad debe investigar a fondo cómo son los espermatozoides que fecundarán los óvulos y qué tan aptos son para viajar hasta el encuentro con ellos. Hoy se cuenta con conocimientos mucho más completos acerca de la infertilidad masculina y de los factores seminales y espermáticos que influyen en la capacidad fertilizante del gameto masculino.
Aplicando esos conocimientos a los tratamientos de infertilidad se ha logrado a un incremento importante en las tasas de fertilización y de embarazo.
El espermograma es un análisis de laboratorio en el cual se evalúan distintos parámetros. Para ello es necesaria una muestra de semen obtenida por masturbación y entregada al laboratorio antes de cumplirse una hora de haber sido emitida, luego de la cual las condiciones normales de los espermatozoides se verían afectadas.
En primer lugar se hace un análisis físico-químico, que estudiará:
. El volumen.
. La consistencia: puede ser muy fluido o demasiado viscoso, siendo los extremos indicativos de algunas patologías.
. El color: el normal es perláceo, pero puede estar alterado por presencia de sangre, resultando parduzco o sanguinolento.
. La acidez (PH): existiendo un rango muy estrecho considerado normal.
Los espermatozoides
La otra parte del análisis estudia específicamente la cantidad de los espermatozoides. Los valores normales se establecen siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que en la actualidad encuadra la normalidad en un número mayor a 20 millones y menor a 250 millones de espermatozoides por mililitro de semen.
Se considera que por sobre ese último número habría impedimentos para la función fertilizante.
Se evalúa luego la motilidad: qué tan rápido se mueven y cuál es la trayectoria que siguen. Se los clasifica según su motilidad en:
. Grado 3: avanzan rápidamente, en una trayectoria rectilínea.
. Grado 2: intermedia.
. Grado 1: prácticamente no avanzan, moviéndose en el lugar.
Existen a su vez los espermatozoides inmóviles, ya sea porque estén muertos o porque no tengan energía suficiente para moverse.
En cuanto a la morfología del espermatozoide, ésta hace que tenga o no una buena motilidad. Morfológicamente se pueden distinguir tres partes: una cabeza, un cuello y una cola. Un espermatozoide que salga de la normalidad en cualquiera de esos tres segmentos acusará, muy probablemente, una motilidad deficiente, por no presentar las condiciones aerodinámicas para desplazarse con la velocidad y orientación ideales.
Estas condiciones de normalidad morfológica que llevan a una buena motilidad harán que luego de la eyaculación el espermatozoide pueda recorrer su camino a través de la vagina, el cuello, el útero y trompas, hasta poder alcanzar el óvulo y fecundarlo.
Hoy se sabe que luego de mantener relaciones sexuales y recibir la mujer el aporte del semen que contiene los espermatozoides, la mayor parte de ellos sigue este camino en forma inmediata. Pero otra parte es mantenida mediante una función de reservorio que posee el cuello, y son liberados en oleadas posteriores al día siguiente, al segundo día, habiéndose encontrado hasta siete días después de una relación sexual.
Ellos mantienen su capacidad de fecundar, ya que al quedar agazapados conservan su energía para emprender lo que resta del viaje y poder fecundar.
Fuente : Internet