El primer control ginecológico
La pubertad es precisamente esa etapa de decisivas transformaciones que requieren del control de un especialista, en este caso un ginecólogo.
En la mayoría de los casos, todo el proceso empieza alrededor de los nueve años, pero puede ser antes. “Es importante que el control comience apenas aparecen los primeros síntomas de la pubertad, como el olor axilar o la salida del vello corporal”, indican los ginecólogos.
Muchas madres llevan a sus hijas al primer control con la llegada de la primera menstruación, que es el paso que marca el fin de la pubertad.
Sin embargo, los especialistas sostienen que puede ser muy tarde para corregir algún error que se pudiera haber presentado en el proceso, como por ejemplo, problemas de estatura y de obesidad o desórdenes hormonales.
La primera visita
Toda una experiencia resulta la primera visita al ginecólogo, la que no tiene por qué ser atemorizante.
De hecho, el especialista registra el peso y estatura de la joven, controla su presión arterial, examina su rostro, ve si han empezado a salir vellos en su cuerpo y realiza una palpación abdominal y mamaria.
No se contempla un exámen interno, según indican los especialistas, y sólo si existieran razones que lo ameriten, se solicita una ecografía abdominal para observar sus órganos reproductores.
Se trata de un exámen integral. Así lo enfatizan también los ginecólogos infantiles, quienes señalan que el médico no sólo se preocupa de los aspectos físicos, sino que también de los psicológicos, ya que es normal que durante la pubertad se presenten importantes cambios emocionales, que en ocasiones requieren de la orientación o ayuda de un profesional.
No obstante, para los médicos lo principal es la labor educativa que se hace en los controles: "Las niñas llegan a su pubertad con muchas dudas y mitos que deben aclararse. Cuando se les explica todo, enfrentan sus cambios con alegría y orgullo, conscientes de que el crecimiento de sus mamas o su primera menstruación, por ejemplo, son avances normales que la conducen a un desarrollo sano".
Los especialistas señalan que este es un momento importante para que madre e hija se acerquen, ya que nadie mejor que la madre puede ayudar a la niña a comprender el proceso que está viviendo.
Pubertad precoz
Los ginecólogos señalan que en este primer control es frecuente encontrar problemas de baja talla, pubertad precoz o crecimiento mamario anticipado.
También puede ocurrir simplemente que las fases del desarrollo no estén ocurriendo en el orden adecuado.
Lo normal es que primero se produzca la telarquia, o comienzo del desarrollo mamario y el incremento en la estatura, luego aparece el olor axilar y el vello pubiano y axilar, para finalmente llegar a la menarquia. Todo lo cual ocurre aproximadamente en un lapso de dos años.
Si bien es cierto que a nivel mundial la población alcanza esta etapa cada vez a una edad más temprana –lo que podría estar relacionado con una mejor alimentación-, no es conveniente que el desarrollo puberal comience prácticamente en la niñez.
Una pubertad demasiado precoz, es decir, antes de los ocho años, implica algunos riesgos, como que la joven quede con una baja talla.
Estos casos pueden tratarse con anti-hormonas, cuyo objetivo es retrasar un poco el desarrollo. “La pubertad frena el crecimiento. Al momento de la mestruación, el 95 por ciento de los huesos ya está sellado y la niña no podrá alcanzar una estatura mucho mayor que la que tiene en ese momento. Por eso se requiere llevar un control con anterioridad”, explican los especialistas.
Situación similar ocurre cuando una niña llega a su primera menstruación con sobrepeso. Está comprobado que le será mucho más difícil bajar esos kilos de sobra.
Tampoco es normal que la mestruación llegue sin que antes se produzcan los otros hitos del desarrollo, como el botón mamario. De hecho, si ello ocurre puede que se trate de una hemorragia patológica, que sin duda requiere tratamiento.
Al igual que los controles pediátricos, las visitas al ginecólogo deben ser periódicas, recomendándose al menos una al año. De este modo se puede asegurar un desarrollo pleno y saludable.
Fuente : www.familia.cl