Uso de antibioticos en niños
Dentro de los medicamentos antimicrobianos - que comprenden también a los antisépticos y los antivirales - tenemos a los antibióticos, estos actúan sobre las bacterias. Son sustancias con propiedades de matar o inhibir el crecimiento de esos microorganismos; y muchos de ellos, justamente, reciben el nombre del germen que origina su acción.
Los que en un principio demostraron ser un arma excelente para tratar diversas infecciones y lograron curar muchas enfermedades que antes se consideraban incurables, hoy son los medicamentos peor usados y muchos han agotado ya sus posibilidades terapéuticas. Algunos antibióticos como la ampicilina y la amoxicilina resultan bastante inútiles contra varias infecciones debido al uso indiscriminado y mal uso, han perdido efectividad y generado resistencias.
Resistencias
La resistencia sucede cuando el antibiótico específico contra una bacteria, no actúa. Específicamente, en el caso del neumococo, la penicilina actúa porque entra en la bacteria y la destruye. Ahora, los neumococos resistentes bloquean la entrada y no permiten que la penicilina ingrese en ellos.
Ante la resistencia, hay que prescribir otros antibióticos que la industria farmacéutica desarrolla. El problema es que cada vez se hacen más rápidamente resistentes. Desde los años 40 hasta los 80, la penicilina actuó perfectamente contra el neumococo. Ahora, cada cinco o seis años aparecen nuevas enfermedades resistentes.
Estas enfermedades resistentes son las que ocupan la principal preocupación de la medicina ante algunos casos. Hoy se habla de un 25% de resistencia a la penicilina, problema que hace 20 años no existía. ¿Cuál es la causa del problema?.
La práctica médica genera una paradoja, complicada de resolver. Mientras los antibióticos son eficientes armas contra las bacterias, el mal uso o el abuso de ellos, lleva a generar nuevas cepas de bacterias que son más difíciles de combatir. La raíz de este problema implica tanto a los médicos como a los padres.
Las infecciones respiratorias, las más frecuentes en pediatría, la mayoría de las veces son virales. Excepto la otitis media aguda donde el 70 % de las causas son bacterias, el resfrío o la infección respiratoria con mocos son de origen viral y son la principal ocasión de mala prescripción de antibióticos.
Causas del mal uso
Esta mala praxis tiene varias y distintas causas. Por un lado, determinar la causa viral es complicado y poco práctico en los tiempos del consultorio. Normalmente un pediatra atiende entre quince y veinte pacientes por día, y el 80% de las consultas son infecciones respiratorias altas.
Por otro, hay una presión sobre el médico para la prescripción de un medicamento y a veces, sólo es necesario observar al paciente. En conclusión: tenemos enfermedades muy frecuentes, de complicado diagnóstico y la presión social actúa sobre la prescripción. Este es el escenario más frecuente en la práctica ambulatoria pediátrica.
En pediatría, donde se origina la mayor resistencia a los antibióticos, la mayoría de las infecciones otorrinolaringológicas y las del aparato respiratorio son virales. No hay síntomas que indiquen la diferenciación de una infección respiratoria por bacteria o virus. Algunos mitos son las placas blancas en la garganta o la coloración de los mocos. Pero las placas blancas no confirman una angina bacteriana, incluso hay bacterias que pueden dar mucosidad clara y virus que generan mucosidad oscura.
Las bacterias (como todo ser vivo) tienden a preservar la especie y ante cualquier ataque, desarrollan mecanismos para defenderse. El mal uso de los antibióticos hace presión sobre las bacterias que colonizan la nariz, el intestino y la boca de los niños. Y eso va a alterar etiológicamente el ámbito de las bacterias que portan naturalmente porque no están en el aire, sino en el cuerpo. Cuando ocurre el desbalance, en esa interacción entre el huésped (el niño) y las bacterias, aparece la infección.
El neumococo
Los antibióticos no atacan en exclusividad a una bacteria en particular sino que destruyen tanto a las bacterias patógenas (malas) como a las bacterias normales (las bacterias no patógenas). Por lo tanto, alteran la flora normal y pueden favorecer que el cuerpo sea invadido por bacterias resistentes que de esa forma tienen el campo libre para crecer sin ninguna restricción.
El neumococo es la colonización que más preocupa porque los niños son el reservorio natural y dentro de las infecciones respiratorias, la otitis media, la sinusitis y la neumonía son las tres enfermedades más importantes y son originadas por esta bacteria.
Hay varios serotipos de neumococos. El N° 14 es el que más resistencias genera, junto con el N° 1 y el N° 23, y estas bacterias resistentes son las que se propagan. En general, se contagian los niños que fueron expuestos a muchos antibióticos; pero hay pacientes con una infección por neumococo resistente y no han tomado nunca antibiótico.
Se debe pregonar el buen uso de los antibióticos de espectro reducido, que están diseñados para un grupo de bacterias en particular; es decir, focalizar el tratamiento. Y de allí que los tratamientos empíricos, basados en antibióticos de amplio espectro, sean tan contraproducentes.
El tratamiento empírico significa sin resultado de laboratorio identificando la bacteria. Sin esa documentación tanto clínica como bacteriológica (el resultado del análisis de laboratorio se obtiene en 24 hs.), el tratamiento no puede durar más de 48 hs.; después hay que focalizar el antibiótico específico según el diagnóstico.
Los padres no deben presionar al médico o al farmacéutico para la prescripción o la venta de un antibiótico. El pediatra pide "paciencia, sobre todo con el lactante. Que un bebé tenga un poco de fiebre y moco, no es una urgencia. Es un cuadro que forma parte del crecimiento del ese bebé que se está acostumbrando a los bombardeos del ambiente. Y el sistema inmunológico necesita aprender y crecer en la utilización de sus defensas.
Fuente : Latinsalud