El deporte y los jovenes
A partir de los 14 años en los varones, el cuerpo comienza a cambiar al ritmo de los estímulos hormonales. Estos cambios se dan a todo nivel, y son particularmente observables en sus movimientos corporales y la relación con el espacio.
En el caso de los varones, aprovechar el gran impacto hormonal (en especial de la testosterona) es muy provechoso. En el caso de las niñas, un entrenamiento de alta competición y máxima exigencia puede alterar su desarrollo y hasta retrasar su primera menstruación.
Cuando se asiste el entrenamiento deportivo de un niño en su pasaje a la adolescencia, es importante prestar atención a su desarrollo psicomotriz. Todos los deportes ayudan a este aprendizaje neuromotor y, por lo tanto, aquellos adolescentes que realizan algunas disciplinas deportivas desde pequeños están en mejores condiciones de asimilarlo.
Lo ideal es que un individuo experimente diferentes deportes a fin de tener la mayor cantidad de experiencias motrices. En ese sentido, las horas que se dedican a la actividad física en los sistemas educativos deberían brindarle una formación física básica, que le ayude a organizar su esquema corporal. Esto le ahorrará tiempo y esfuerzo al encarar una disciplina deportiva determinada.
Muchos se preguntan cuál es el mejor deporte para que el adolescente se desarrolle sano. En realidad, todas las disciplinas son aconsejables, aunque algunas parezcan más riesgosos que otras, como por ejemplo los deportes de mucho contacto.
Otros, como la natación, presentan a primera vista menos riesgos. Pero todos tienen beneficios y el adolescente los elegirá por otros motivos que tienen que ver más con su perfil psicológico y sus gustos.
Algunos optarán por los deportes solitarios como la natación o el tenis, y otros preferirán compartir en los deportes colectivos como el voleibol o el fútbol.
Si bien siempre se busca que el niño o el adolescente sociabilice con sus pares, no puede ser obligarlo a elegir determinada disciplina.
¿Sobrecarga?
Los trabajos con sobrecarga han sido un gran tabú con respecto a los niños, quienes pueden comenzar a hacer algunas experiencias desde pequeños.
Sin embargo ellos pueden comenzar a conocer la mecánica de estos ejercicios para que cuando puedan levantar peso lo hagan de manera correcta, evitando lesiones.
Cuando se comienza con este tipo de ejercicios, se debe poner mucho énfasis en el modo de ejecución: perfección del gesto, postura de la espalda, cómo bajar y subir el peso desde el suelo, etc.
Lamentablemente, muchos adolescentes concurren a los gimnasios con escaso control y realizan sus ejercicios de manera imperfecta y con peso inadecuados.
Es necesario que los responsables de estos locales estén capacitados para conducirlos.
La fuerza es una parte importante del entrenamiento deportivo y, a nivel competitivo, nada se consigue sin ella.
Pero la fuerza conseguida con los entrenamientos con sobrecarga sirve en tanto se pueda transferir luego a los gestos del deporte concreto que el adolescente elige practicar. En ese sentido, el interés estético que muchas veces se persigue con la sobrecarga no tiene la más mínima importancia en el campo deportivo.
Es incluso contraproducente llegar a la hipertrofia muscular, ya que agrega un volumen y un peso innecesarios para quien practica un deporte. Por el contrario, la sobrecarga que ayuda a la mejor ejecución de los gestos propios de cada deporte es muy recomendable, siempre que sea practicada bajo el control adecuado.
¿Qué pasa con aquellos que quieren modificar su imagen corporal con la sobrecarga?
El fisicoculturismo no es aconsejable para el preadolescente, sino a partir de los 18 años.
A pesar de que las teorías del desarrollo en relación a la sobrecarga no han sido exhaustivamente comprobadas, es general la posición de los especialistas acerca del posible retardo en el crecimiento. No sólo los músculos reaccionan al estímulo de la sobrecarga, sino también los tendones, ligamentos y huesos, obligándose a ser más fuertes. El cartílago de crecimiento, ante el esfuerzo, podrá tomar consistencia de hueso antes del tiempo adecuado, y eso es lo que hace peligrosas las grandes cargas a temprana edad.
Alimentación y suplementos
La buena alimentación, hidratación y adecuado descanso son suficientes para proporcionarle las condiciones necesarias para su crecimiento.
Si, por el contrario, se acostumbra a un adolescente a usar suplementos, aun si son inofensivos como ciertos complejos vitamínicos, se estará creando una asociación indisoluble entre rendimiento posible y ese elemento suplementario. Esto le impide asociar sus logros a su esfuerzo y tenacidad diarios, no sólo en el tiempo de entrenamiento en horas, sino en la organización del tiempo restante, es decir, su estilo de vida.
Es tan importante el tiempo de entrenamiento como el antes y el después.
Con esta actitud, se le está propiciando un sentido de responsabilidad en primer lugar frente a sí mismo y luego hacia sus compañeros y ambiente.
A pesar de lo dicho, muchos adolescentes usan ciertos suplementos que se promocionan y venden en el mercado y en los mismos gimnasios, incitados por personas de pocos escrúpulos y escasa formación profesional. Esto puede crear un hábito de adicción, que de por sí es malo, más allá del nivel de peligrosidad del elemento consumido.
Quien esté a cargo del seguimiento deportivo de los adolescentes tiene una gran responsabilidad.