Menopausia Precoz
La menopausia es la desaparición o cese definitivo de la menstruación y se caracteriza por una disminución en los valores de estrógenos circulantes. Ocurre alrededor de los 45 a los 50 años.
Sin embargo existen factores que pueden modificar la edad de aparición. Puede estar influida por factores familiares (con transmisión de una determinada característica de madres a hijas), factores psíquicos, económicos o sociales. Si la última menstruación aparece antes de los 40 años se considera precoz; si lo hace más allá de los 55 años, se considera tardía.
La menopausia precoz, o insuficiencia ovárica prematura, se presenta antes de los 40 años. Se podría decir que la falla ovárica prematura es el factor causal de una menopausia precoz; un proceso fisiológico que ocurre antes de tiempo.
Existen otras causas de menopausia precoz cuyo determinante puede ser de origen químico, tóxico (producido por medicamentos), quirúrgico o radiante, como efecto secundario de la terapia radiante en casos de neoplasias.
La principal etiología de una menopausia precoz está dada por la extirpación quirúrgica de los ovarios (ooforectomía) o cualquier procedimiento quirúrgico, abdominal o pelviano cuya resolución involucre los anexos (trompa de Falopio y ovarios).
El ciclo menstrual normal está basado en mecanismos de compleja interacción entre el cerebro (hipotálamo-hipófisis) y el ovario. Esta interacción es influenciada por diferentes glándulas (tiroides, suprarrenales, etc.), las cuales actúan a nivel del sistema nervioso central, donde se sintetizan y liberan las hormonas que regulan el ciclo menstrual.
La disminución de la actividad de los folículos en los ovarios ocasiona elevación de los niveles sanguíneos de las hormonas folículo estimulante o FSH, y luteinizante o LH, con la consecuente disminución de los estrógenos y progesterona plasmáticos.
Por lo tanto durante la menopausia ocurre la suspensión irreversible de la función ovárica, lo cual se traduce en la declinación de la secreción hormonal, así como en la interrupción de la ovulación cíclica y, por tanto, de la vida fértil de la mujer.
El perfil bioquímico de una falla ovárica prematura determinante de una menopausia precoz se caracteriza inicialmente por una relación FSH/LH mayor de 1, seguida por la elevación gradual del nivel sérico de FSH, hasta situarse por encima de 50 mUI/ml y el descenso de la concentración de estradiol sérico hasta situarse por debajo de 40 pg/ml.
Lo mismo ocurre con estrógenos mas débiles como estrona y estriol, así como en los andrógenos ováricos testosterona y androstendiona.
En caso que el factor causante sea la extirpación quirúrgica, la exéresis de los ovarios determina la rápida instalación de un perfil hormonal con hipoestrogenemia marcada y rápida aparición de síntomas como calores o tuforadas.
En caso que la paciente no reciba el tratamiento hormonal sustitutivo aparecen síntomas de depresión, no sólo por su menopausia, sino que consideran que han perdido su condición de mujer, trastornos en la memoria de fijación, insomnio, sequedad vaginal y dispareunia o dolor con las relaciones sexuales.
El impacto fisiológico de la deficiencia hormonal menopáusica es el resultado de la alteración de las funciones de las hormonas ováricas. En consecuencia, la menopausia se acompaña de alteraciones neuropsicológicas, cambios desfavorables en el perfil lipídico, en particular, aumento de colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (LDL) y descenso del mismo en las lipoproteínas de alta densidad (HDL), incremento de las cifras de presión arterial, atrofia de la glándula mamaria, del endometrio y del epitelio vaginal, e incremento de la actividad osteoclástica o resorción ósea.
Por este último fenómeno se establece la pérdida de masa ósea que con el tiempo puede dar origen a una osteoporosis. Estos efectos, a su vez, conducen a una mayor incidencia de alteraciones cardiovasculares, fracturas y deterioro cerebral.
Por lo descrito anteriormente es de singular importancia el establecimiento de una terapia hormonal de reemplazo para prevenir los efectos de la caída de estrógenos circulantes, fundamentalmente las fracturas patológicas. No olvidemos la edad de estas pacientes, mujeres jóvenes que tienen una expectativa de vida bastante elevada y por ende una larga exposición a la ausencia de los efectos protectores de los estrógenos en sus organismos.
Se debe fundamentalmente orientar la terapéutica a evitar la pérdida de masa ósea, o en caso que este evento haya ocurrido a la recuperación de la misma, ya que las fracturas patológicas tienen elevada morbimortalidad. Se debe restablecer el perfil lipídico, ya que la incidencia de enfermedad cardiovascular se eleva durante la postmenopausia en ausencia de tratamiento adecuado.
Fuente : Saluduno.com