Celuloterapia
La Celuloterapia es un procedimiento terapéutico de orden biológico el cual consiste en el implante de colgajos celulares de origen animal en estado fetal, conservados con morfología íntegra y bioquímicamente intacta administrados por vía intramuscular o subcutánea, al ser humano para el tratamiento de diversas enfermedades.
Este tipo de terapia, tal como se dijo anteriormente, es la implantación de células animales de una especie distinta, pero compatibles. Las células, que están suspendidas en una solución especial para uso intramuscular o subcutánea, provienen de embriones, fetos o ejemplares jóvenes, aplicando al paciente de acuerdo a un orden y frecuencia establecida por el profesional.
El empleo de la Celuloterapia de acuerdo con el principio de especificidad de la acción, la revitalización de los órganos enfermos. Esta primera concepción se traduce en que cada tipo de células o tejidos implantados tiene la propiedad de actuar en los órganos homólogos; así, las células cardíacas implantadas, cualquiera sea el lugar del cuerpo donde se inyectasen, van al corazón del paciente; las hepáticas, al hígado, y así sucesivamente.
Las células o tejidos "frescos" (lo de "vivos" no es una expresión médica), se emplearon históricamente, con todo el riesgo y perfecta ambientación que implica el inyectar tejidos sin todo el tiempo necesario para descartar infecciones ocultas en el animal dador o contaminación en el proceso. Porque el material a emplear debe conservar sus características naturales, o sea: no es dable de esterilización, pasteurización o mezcla con desinfectantes o antibióticos.
Sin embargo, en la práctica no suelen emplearse células de un único órgano, sino combinaciones de ellas, puesto que en la mayor parte de los casos la patología o enfermedad afecta a la larga o a la corta a distintos órganos del paciente. A partir de un adecuado diagnóstico, y contando con un material terapéutico provisto por laboratorios especializados, los profesionales determinan la forma de aplicación del tratamiento.
La celuloterapia se utiliza en dos formas:
Células frescas. Con esta técnica la suspensión de células es transferida directamente del cuerpo animal al cuerpo humano, sin que previamente se haya realizado ninguna transformación, purificación o desinfección ya que, de acuerdo con los proponentes de la técnica, cualquier tratamiento de la suspensión podría provocar rotura de las células y modificar o suprimir su eficacia.
Este procedimiento es peligroso porque puede provocar infecciones bacterianas, virásicas o animales, o incluso seria toxicidad debida a la introducción de sustancias producidas por la desintegración de la suspensión celular.
Células secas. Las células obtenidas de los animales vivos son sometidas a un proceso de liofilización para reducir el riesgo de contaminación. De esta manera las células sufren un proceso intenso de desecación y deshidratación. De ahí proviene el término de células “sicca” (secas). En la actualidad la mayoría de los terapeutas con células utilizan células secas.
La Celuloterapia es muy eficaz a cualquier edad en los casos de reumatismos, insuficiencias sexuales, insuficiencia hepática o renal, estados de agotamiento psíquico-físico (stress, pérdida de la memoria, etc.), y hasta para el "Apoyo Biológico al Tratamiento Convencional del cáncer", por su acción beneficiosa para el sistema inmunitario. Es de suma importancia, antes de un plan terapéutico de implantes celulares, el realizar un minucioso estudio del paciente.
Fuente : Ennuevaera