El ajo y el colesterol

En la civilización sumeria se utilizaba el ajo para curar heridas y fortalecer el organismo de los guerreros. Los griegos le atribuían poder curativo para diversas enfermedades, así como también tenían la creencia de que su consumo aumentaba la fecundidad en ambos sexos.

Actualmente, el ajo ha adquirido importancia como un alimento natural y barato, y se le atribuye un papel curativo especialmente en el descenso del colesterol y como anticanceroso.

Es verdad que es muy rico en nutrientes y vitaminas; contiene vitaminas A, C, K, fósforo, azufre, selenio, y aminoácidos.

Un componente importante es el alicina contenido en el azufre y que se forma cuando el ajo es triturado. También contiene pectina, una fibra gracias a la cual disminuiría el colesterol y los triglicéridos.

Se realizaron varios trabajos científicos sobre el ajo y sus propiedades hipolipemiantes, pudiendo contabilizarse aproximadamente 39 estudios hasta el momento. 10 de ellos reportaron diferencias significativas a favor del ajo sobre el uso del placebo, calculándose una reducción del 5,8% en los niveles de colesterol total.

Si se lo compara con los métodos convencionales de descenso de lípidos (los medicamentos reductores de colesterol), la disminución ejercida por el ajo es imprecisa. Las estatinas, que son las drogas utilizadas para disminuir las cifras de colesterol, logran reducciones del 17 al 32% comparado con el uso de placebos. Asímismo, la realización de dietas bajas en grasas logran una disminución de la colesterolemia del 5,3% al cabo de 6 semanas.

Un estudio realizado en la Universidad estatal de Pennsylvania reveló que el ajo reduce la producción de colesterol y triglicéridos en hígado y sangre de ratones. Aún no se tienen pruebas definitivas ni queda claro el mecanismo por el cual logra llevar adelante esta acción, ni tampoco la forma de usarlo y cómo regular la dosis.

El único estudio clínico que compara ajo con un medicamento hipolipemiante reportó diferencias no significativas en la disminución de los valores lipídicos luego de 12 semanas de tratamiento en 98 pacientes. Pero existen muchos estudios en los que se ha comprobado una exageración en los resultados, o bien han sido mal realizados omitiendo ciertos detalles u otros factores que confundían y no fueron controlados. En 5 trabajos realizados, a los pacientes les fue dada una dieta hipograsa además del consumo del ajo; otros 5 estudios instruyeron a los participantes a no modificar sus planes alimentarios; y otros 3 no controlaron el tipo de alimentación de los participantes del estudio.

Deberían además investigarse en otros estudios las variaciones en el colesterol HDL o también conocido como “bueno” y en el colesterol LDL o “malo”. En una prestigiosa revista médica se ha publicado un estudio realizado en la Universidad de Bonn donde se estudiaron a 25 pacientes con niveles moderados de colesterol y sin estar recibiendo ningún tipo de medicación hipolipemiante. Se les suministró una dosis diaria de 4 o 5 gramos de dientes de ajo o 4.000 unidades de alicina (el componente al que se le atribuyen los efectos beneficiosos de esta hortaliza). Posteriormente se midieron los niveles de colesterol en la sangre de los pacientes pero no se encontró ninguna modificación de los valores del mismo. La conclusión a la que llegaron los científicos fue que no existen evidencias sobre el efecto beneficioso del uso del ajo para disminuir los valores de colesterol.

Posiblemente algunos trabajos que avalaban propiedades benéficas del ajo sobre los lípidos no fueron correctamente diseñados mostrando resultados confusos.

Otras conclusiones sugieren que el consumo de ajo es superior al placebo en la reducción de los niveles elevados de colesterol, pero sin diferencias importantes.

Probablemente se deban realizar más estudios, mejor diseñados, para afirmar la eventual existencia de efectos benéficos del ajo sobre la reducción del colesterol.

Fuente : Internet