El estrés y los nervios...
El estrés es un fenómeno que se presenta cuando las demandas de la vida se perciben demasiado difíciles. La persona se siente ansiosa y tensa y se percibe mayor rapidez en los latidos del corazón.
Es inevitable experimentar cierto grado de estrés en la vida y en ocasiones apropiadas resulta benéfico. No obstante, demasiado estrés es peligroso para la salud en general, ya que se alteran en forma prolongada y perjudicial las funciones de muchos sistemas del organismo.
En condiciones apropiadas los cambios provocados por el estrés resultan muy convenientes, pues nos preparan de manera instantánea para responder oportunamente y poner nuestra vida a salvo. Muchas personas en medio de situaciones de peligro desarrollan fuerza insospechada, saltan grandes obstáculos o realizan maniobras prodigiosas y esto puede resultar riesgoso en las enfermedades del estómago.
La acidez de estómago es una molestia sin importancia que puede llegar a convertirse en algo serio; se trata de lo que los médicos llaman dispepsia, que produce digestiones difíciles aun haciendo comidas normales y ligeras. Si le duele el estómago pero el médico no encuentra nada, tal vez sea cosa del estrés los nervios o la mente.
Gases, reflujo estomacal, ácidos que suben desde el estómago a la garganta son los síntomas más leves de la dispepsia. Sin embargo, este problema puede llegar a provocar náuseas, una disminución del apetito o desembocar en una úlcera. Estreñimiento alternado con diarrea son otros síntomas que sufren las personas aquejadas de males estomacales. Según el caso, estas molestias pueden calmarse o agravarse al comer.
Aunque estos síntomas desagradables pueden ser debidos a algún tipo de patología, generalmente son causados por un problema funcional, esto es, externo o incluso psicológico que habrá que identificar. Por ello, es muy importante saber en qué momento se producen las molestias y con qué frecuencia.
Una de las causas posibles y muy habituales de la aparición de problemas gástricos es un cambio producido en los hábitos alimenticios (comer fuera de casa, de manera rápida o en el trabajo), los ritmos horarios (trabajar de noche o cambiar las horas de las comidas) o el tipo de alimentos (al viajar a otro país).
Por otra parte, el alcohol es un factor muy irritante para el estómago. Además, asociado al tabaquismo, el riesgo aumenta. Tener un mal aliento es un síntoma muy significativo de un desequilibrio en las secreciones estomacales.
Problemas psicológicos, estrés y nervios
¿Le duele el estómago cuando está en el trabajo y cuando sale se le pasa repentinamente? ¿Ha cambiado de ciudad, de casa o de estado civil? ¿Come de pie, aceleradamente, normalmente fast food y luego sufre una digestión terrible? ¿Hay algo que le asusta o le preocupa mucho?
Es frecuente que las patologías digestivas, sobre todo malas digestiones y dolor de estómago, sean la manifestación física de un problema psicológico. Por no hablar del estrés, que suele castigar sobre todo los estómagos y es causante de muchas úlceras.
El ejercicio habitual de sentir en un momento dado estrés es especialmente no muy beneficioso, pues proporciona una forma de escape para la agresividad y la tensión, aminora el funcionamiento digestivo pero siempre mientras se tenga un equilibrio porque cuando se esta estresado incide en la digestión donde diversos estudios han comprobado que es así generando un estado de irritación y desequilibrios estomacales.
Cada persona es un mundo. Algunas son capaces de tolerar los efectos secundarios producidos por una verdadera enfermedad gástrica. Otras, sin embargo, manifiestan su hipocondría y sus miedos a través de todo tipo de males físicos, entre ellos los estomacales, sin que el médico encuentre nunca una patología física real.
Por ello, es necesario preguntar al paciente no sólo por sus síntomas físicos sino por su situación laboral o personal, ya que para los médicos a veces, no esta tan fácil aclarar el origen de los problemas gástricos: qué hay de real y qué de imaginario o psicosomático. A menudo un simple tratamiento antiácido y antibacteriano asociado a algún apoyo psicológico puede ser suficiente para que la digestión se normalice.
Fuente : Saludmania