La Agresividad Masculina
La agresividad es un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y deseos de dañar a otra persona, animal u objeto. La agresión es cualquier forma de conducta que pretende herir física o psicológicamente a alguien. La Agresividad es un factor del comportamiento normal puesto en acción ante determinados estados para responder a necesidades vitales, que protegen la supervivencia de la persona y de la especie, sin que sea necesaria la destrucción del adversario.
Las personas agresivas imponen su punto de vista, su definición del problema, sus derechos o la satisfacción de sus necesidades, empleando estrategias que generan miedo, culpa o vergüenza. Puede ser de forma "relativamente" sutil a través del enfado, pero también mediante violencia física o verbal.
La agresividad puede ejercerse de dos formas: Activa o pasiva. La activa es lo que todo el mundo entiende por conducta violenta. Se caracteriza por una actitud de pisoteo constante y sin escrúpulos hacia los derechos de las otras personas involucradas en el problema. Aquí el fin justifica los medios y se puede recurrir a instrumentos como el bate de béisbol, pero también a veces puede hacerse solapadamente "con una sonrisa en los labios" como sucede en las relaciones empresariales.
La agresividad pasiva es mucho más difícil de detectar. Tradicionalmente se consideró que se producía en forma de sabotaje. Los trabajadores pasivo-agresivos eran aquellos que ponían todo tipo de trabas a las actividades de la empresa. Personas que se comportan primero pasivamente, aparentando renunciar a sus derechos, y que cuando ven que el resultado no les es favorable se comportan de forma agresiva.
El extendido estereotipo de que los hombres son más agresivos que las mujeres puede tener base neurológica, según los descubrimientos realizados por un grupo de científicos del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos.
Los descubrimientos ofrecen nuevos caminos a terapias que puedan ayudar a los pacientes psiquiátricos a controlar su agresividad y los comportamientos peligrosos generados por el comportamiento impulsivo. También refuerzan anteriores investigaciones que aseguraban que las diferencias entre géneros tienen, además de componentes sociológicos y de adaptación, elementos biológicos innatos.
Varias diferencias
Las funciones de cada parte del cerebro tiene diferencias en la estructura y funcionamiento del cerebro del hombre y la mujer. Es posible que la mayor diferencia entre hombres y mujeres, muy por encima del resto, sea la agresividad. Las emociones humanas se estimulan y regulan a través de una red que se extiende por el sistema límbico de la base del cerebro en la región comprendida entre la amígdala cerebral y el hipotálamo. La amígdala está implicada en el comportamiento emocional relacionado con la excitación, mientras que la región orbital se ocupa de modular la agresividad.
Las personas agresivas no han alcanzado el suficiente desarrollo intelectual como para resolver los problemas de una forma creativa, no son capaces de sentir amor maduro por nada ni nadie, y aunque son muy capaces en reuniones amplias, tienen un importante déficit de la habilidad social básica para desempeñarse por la vida: La asertividad.
Una persona se comporta asertivamente cuando defiende sus derechos de una forma activa, pero sin pisotear los de los demás. Esto requiere una asunción de responsabilidad por el propio bienestar con tolerancia y respeto por los puntos de vista y metas de los demás, pero además una lucha activa para no ser pisoteado por quienes no son asertivos. No vivimos en un medio asertivo. Nuestra sociedad se caracteriza por una competitividad feroz en la que se habla de derechos que no se respetan.
Fuente : Ondasalud