Cuando comprar se convierte en una obsesión

El alcoholismo, la drogodependencia, la ludopatía y, ahora, comprar compulsivamente. En infinidad de ocasiones se ha denunciado que la sociedad actual se apoya excesivamente en el consumismo. Para algunas personas comprar se ha convertido en una obsesión..

Como todas las adicciones, la compra compulsiva suele ser un síntoma de algún desajuste psicológico. La adicción es una forma de enmascarar los problemas y de alejarse de las rutinas cotidianas que no causaban ninguna satisfacción. Las adicciones provocan en quien las sufre una situación de bienestar pasajero. Es evidente, sin embargo, que a medio y largo plazo los efectos nocivos de cualquier conducta obsesiva superan las gratificaciones inmediatas.

¿Cómo detectar la adicción?

La adicción a las compras es una de las nuevas patologías que se ha sumado a las ya tradicionales. Las adictas y los adictos al consumo gastan enormes cantidades de dinero en pequeños productos porque lo importante no es el resultado de la compra, sino el acto: acudir al almacén, seleccionar el objeto, pasar por la caja... y, unos instantes después, el artículo pasará completamente desapercibido.

Las mentiras se encadenan, las excusas se suceden y los engaños empiezan a ser una constante en la vida de aquellas personas que ceden a la compra de forma obsesiva.

Cuando alguien no puede controlar sus impulsos es evidente que existe un problema. Si no se puede resistir la tentación de entrar en una tienda, en unos grandes almacenes o pararse fuera del almacen, es posible que consumir sea algo más que un placer y se haya convertido en una necesidad.

Además, las adicciones provocan sentimientos de angustia y malestar a corto plazo. Lo más probable es que después de comprar artículos absurdos que no necesita se sienta terriblemente culpable y desconsolada.

¿Qué se puede hacer?

Durante años las adicciones se han confundido con los vicios. Sin embargo, actualmente se les ha otorgado categoría de enfermedad y, por lo tanto, requieren tratamiento médico. Aunque es evidente que la cooperación del paciente es imprescindible, es precisa la implicación de un psicólogo o psiquiatra y de algún familiar o persona de total confianza que realice un seguimiento exhaustivo y cercano del tratamiento.

El consumismo desenfrenado suele ser síntoma de insatisfacción. Es una forma de desahogarse y de refugiarse en el placer inmediato frente a los problemas habituales. Por eso, al tratar la adicción hay que resolver los síntomas y tratar los complejos y las insatisfacciones ocultas. Es preciso cambiar los hábitos de la persona que sufre una adicción, pero también hay que intervenir en su mente.

Hablar sobre el problema, comunicar los sentimientos, los impulsos y las frustraciones es una forma eficaz de iniciar el tratamiento. Las terapias de grupo resultan bastante eficaces ya que son la forma más sutil de forzar la comunicación entre los pacientes y el experto.

La ansiedad es el primer síntoma que hay que calmar cuando existe una adicción. Por eso aprender a relajarse es fundamental para combatir la compra compulsiva, afirman los especialistas.

Además, las enfermas y los enfermos deben ocupar el tiempo libre en actividades que les resulten placenteras y relajantes. Así, la tentación caerá en el olvido, aunque hay que poner enormes dosis de fuerza de voluntad.

Es imprescindible controlar rigurosamente los gastos del paciente. El enfermo debe tener asignada una cantidad fija y reducida de dinero. A medida que la terapia avance se puede incrementar la cantidad, pero jamás hay que descuidar en control. Sólo cuando la curación sea efectiva y completa puede recuperarse la libertad a la hora de manipular el dinero, afirman los especialistas.

Consulte a un especialista.

Fuente : Mujerweb