El suicidio
La vida tiene momentos bellos que se deben aprovechar pero no siempre todo se nos puede presentar color de rosa porque esa no es la idea, la vida se debe vivir y disfrutar sin renegar de lo que nos toco o de lo que no se tiene, por eso es evidente que no siempre muchas personas son conformes con lo que tienen y caen en situaciones de depresión llegando atentar con lo más sagrado que nos dio Dios que es el poder vivir.
El suicidio, es un problema que afecta a personas de todas las edades y niveles económicos, y está reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un problema de salud pública muy significativo.
Los pensamientos y los comportamientos de un suicida se relacionan con la depresión, el abuso de sustancias tóxicas, u otros desórdenes psiquiátricos como la psicosis. El temprano reconocimiento y tratamiento de estos desórdenes especialmente la depresión es fundamental para prevenir el suicidio.
Muchas veces, no se recibe un tratamiento adecuado en los primeros momentos en que la persona manifiesta depresión, por más que den sutiles señales de socorro, incluso antes de haber llegado a un estado de verdadera crisis, por lo que puede desencadenar en una cruda realidad.
La depresión es un llamado de atención para que, tanto quienes se encuentran alrededor de la persona afectada como quienes los sufran, puedan lograr una mejor comprensión de la situación y lograr soluciones a tiempo.
Preste atención a los siguientes signos de alerta
El suicidio no tiene escogencia de victima puede sucederle tanto a jóvenes como a adultos, tanto a ricos como a pobres. Pero existen algunas señales de peligro comunes que pueden alertar ante el suicidio.
Una persona puede llegar a tener un comportamiento suicida cuando: Habla frecuentemente de suicidio. Tiene problemas para dormir o comer. Ha experimentado cambios drásticos en los últimos tiempos. Se muestra retirada de sus familiares, amigos o las actividades sociales. Tiene actitudes relacionadas con la muerte. Ha tenido anteriores intentos de suicidio. Recientemente, ha tenido pérdidas severa. Pierde interés en su apariencia personal. Incremente el uso alcohol o drogas.
Estas son algunas de las formas de ayudar positivamente a alguien que está amenazando con suicidarse: Sea directo. Hable abiertamente y sin tabúes sobre los pensamientos de la persona enferma. Esté dispuesto a escuchar. Permita que el otro exprese abiertamente sus sensaciones, y acéptelas. No sea crítico. No es el momento de discutir si las sensaciones son correctas o incorrectas, sólo es tiempo de escuchar. No trate al enfermo como alguien que le amenaza. Ofrezca esperanzas, pero no alternativas que no tiene a mano, ni la seguridad de poder lograrlas.
Mucha gente, en un cierto momento de sus vidas, fantasea con cometer un suicidio. En la mayoría de los casos, esto no es más que una fantasía, que pasa rápidamente al olvido, ya que se entiende que todas las crisis son temporales, mientras que la muerte es permanente. Algunos de los impedimentos que estas personas experimentan en cuanto a sentimiento: No pueden frenar su dolor. No pueden pensar claramente. No pueden ver ninguna salida. No pueden abandonar la tristeza. No pueden ver ningún futuro sin dolor. No pueden lograr un auto-control.
Si usted o alguna persona cercana a usted tiene este tipo de comportamiento no piense en acudir de inmediato a un especialista porque el esperar y creer que sólo está pasando por un mal momento y que usted, lo puede controlar y que será pasajero; y no es así el suicidio no es la salida más rápida a los problemas ni tampoco la solución adecuada es una actitud cobarde de no querer darse cuenta que la vida no..., no la quitamos nosotros sino el que no la dio... y ese es Dios, nuestro padre celestial.
Fuente : Enplenitud