Cuando se envejece...
Cuando los años pasan cambia la vida y no se tiene el mismo ánimo cuando se es joven, esta situación deprime a muchas personas que no aceptan envejecer y rechazando todo lo que los rodea; el envejecer no es sinónimo de final o de que todo se acabo; mientras exista “amor” por uno mismo y por lo demás, todo puede cambiar. Pero el maltrato al anciano hace que todo quede en palabras.
Hoy en la actualidad se esta tratando el tema de los malos tratos y el abandono en los ancianos, debido a que son muchos los casos donde el anciano se siente desplazado y como un estorbo para su familia; y se considera este fenómeno como un grave problema social.
Pero existen personas que todavía les resulta difícil comprender que este hecho pueda ocurrir, porque consideran que sólo se da en instituciones y les parece impensable que las personas mayores puedan ser maltratadas en sus propios hogares; gradualmente se está reconociendo que las personas ancianas están sufriendo abandono y malos tratos en sus propios domicilios o en los hogares de familiares cercanos.
En la actualidad comienza a considerarse que no todos los agresores son sujetos patológicos, ya que las últimas investigaciones apuntan la idea de considerar cada vez más al agresor como un individuo no tan desviado de la norma.
Estudios dejan constancia de que también se rechaza la creencia de culpar sólo a la persona mayor de su situación de maltrato y abandono que sufre, y se están concentrando las acciones en hacer responsable al agresor de sus propias acciones a pesar de que no existan programas dirigidos para aquellos que maltratan a los ancianos ni tampoco se hayan desarrollado teorías terapéuticas a este respecto.
Es cierto que se percibe un aumento de la violencia tanto física como psicológica especialmente contra los colectivos más débiles y que esta violencia no está circunscrita, a una determinada capa social, sino que se extiende a toda la sociedad; violencia que se encuentra no solo en el medio institucional donde están acogidas personas de todos los sectores, sino principalmente en el medio familiar. Este clima de inseguridad afecta a nuestra calidad de vida por lo que la sociedad debe poner los medios necesarios con el objeto de poder evitar estas disfunciones.
Todo acto u omisión cometido contra una persona mayor, en el cuadro de la vida familiar, la seguridad económica, la integridad física- psíquica, compromete gravemente el desarrollo de su personalidad.
Dentro de los malos tratos se establecen seis categorías de tipo primario, como: el abandono y maltrato físico; abandono o abuso psicológico; violencia económica; violación de derechos.
En cuanto al entorno y los malos tratos a los ancianos se producen en los sitios donde tienen su residencia habitual, es decir, en el seno de la familia y en las instituciones. La violencia física en el seno familiar es mucho más frecuente que en las instituciones; de hecho, los crímenes de ancianos se producen más a menudo en la familia que en las instituciones, es debido a que el seno familiar puede ser el desencadenante de violencia producto de los rencores acumulados, de la promiscuidad y del estrés que pueda generar la persona mayor dependiente.
Es importante crear campañas de educación general dirigidas a las personas mayores que sean víctimas de malos tratos o a testigos directos o indirectos de los mismos: miembros de la familia, vecinos, amigos. La sensibilización ciudadana es reforzada por los grupos de profesionales que desempeñan sus funciones en los servicios comunitarios y en los que a menudo participan grupos de voluntarios.
Otra forma de prevenir este fenómeno emergente se puede llevar a cabo a través de políticas encaminadas a la instauración de marcos normativos destinados a precisar las directrices que definen los malos tratos y la negligencia.
Estas amplias directrices deben estar estrechamente relacionadas con la realización de todo tipo de esfuerzos para llegar a una exhaustiva conciencia de la gente sobre este problema social.
Fuente : Yupimsn.com/Mayte Suárez Santos