Vida a los años...
Cuando se tiene mucho tiempo libre, se piensa mucho en lo negativo, en lo que no fue, en lo que hubiera sido. Pero existen otras opciones... para aprovechar el tiempo no siempre los años indican que todo ha terminado sino que, se puede empezar por mejorar en una nueva etapa de la vida.
Se sabe que cuando se llega a la tercera edad queda mucho tiempo para recapacitar sobre que se puede hacer y como se puede sentir útil es decir ante lo que lo rodea, en cuanto a lo más importante en ese momento que es el circulo familiar.
El tener mucho tiempo para pensar, a veces en situaciones actuales pero en mayor medida en el tiempo pasado, en lo perdido, en fin tantos pensamientos que pueden albergar en la mente. Muchas veces estos pensamientos tienen su razón de ser. Casi siempre estos pensamientos son alojados en el propio cuerpo y aparecen los dolores físicos, las somatizaciones y el sentimiento de minusvalía.
Donde se acude al médico en busca de la “pastilla mágica” que calme los dolores pero también en busca de una persona que escuche y en una “mano que sostenga” en momentos de soledad e incertidumbre. Así comienza un peregrinar por los consultorios médicos donde casi NUNCA encuentran la solución a sus problemas: los remedios son caros y no los pueden comprar, los análisis salieron bien pero se insiste en que “algo” tiene por que no se siente bien, entonces no sale a la calle , se retraen socialmente, se sienten solos... y al final se cumple la profecía: los adultos mayores siempre se enferman, a los adultos mayores nada los conforma.
Se llega a la adultez tardía por el pasar cronológico de los años con más o menos salud bio-psíquica, con mayor o menor bienestar económico, con gran cantidad de experiencias de vida que nos ubican en el “ aquí- ahora” con un importante bagaje de saberes. El “Ello”, la fuerza instintivas que busca placer, no envejece ni se transforma con el paso de los años.
La otra cara de la moneda es llegar a la vejez antes de tiempo, por un estado de “ sentirse viejo”,improductivo, sin intereses por el entorno y encerrado en su propio mundo. Desinterés que es fruto del desconocimiento de las necesidades y deseos de las personas mayores.
Existen propuestas diferentes para participar activamente en grupos de Adultos Mayores. Todo dependerá de la cara de la moneda elegida.
Participar en grupos , conformar espacios donde proyectar ilusiones, miedos, alegrías, tristezas, ideas, en un marco de confianza y contención afectiva, dar y recibir retroalimentación , refuerza la autoestima y genera actividad.
Actuar con otros re-direcciona las catexias mentales para el trabajo, amplía las relaciones más allá de la constelación familiar.
Establecer vínculos sociales variados en el grupo favorece la superación del aislamiento paralizante y promueve la actividad cognitiva actuando preventivamente contra la inercia psíquica, que al instalarse provoca gradualmente la falta de movilidad mental generando las conductas tan comunes en la vejez como: las dificultades de adaptación a situaciones inesperadas en la vida cotidiana, tendencia al retraimiento, resistencias a interesarse por nuevas actividades, falta de placer , tendencia a adoptar conductas rutinarias y de control obsesivo.
El encuentro con otros promueve la integración de la persona a un grupo con intereses, problemáticas e ideas generacionales. Se promueve el “cuidado del otro” a través del compartir actividades, de escuchar y contener las demandas, de emocionarse con las distintas historias personales , de estar atento a las necesidades pero también cuando discentimos, cuando podemos mostrar otra realidad, cuando proponemos soluciones superadoras, creativas ... en otras palabras otro modo de ver el mundo.
Fuente : Enplenitud/Patricia Klin