El Arte de Negociar
La negociación no es una riña en la que gana el más fuerte. No es un juego quien mejor finge más gana. No es el deporte de los pícaros, en el que engañar sin que se note es el objetivo. Negociar es intercambiar, y la lucha nunca ayudará a hacer mejor ese intercambio.
Todos los días tenemos que elegir, que ponernos de acuerdo, que coordinar con quiénes compartimos la vida, tanto sean cuestiones relevantes como las que no lo son, en la vida siempre se debe aprender a negociar de manera que las dos partes salgan igual de beneficiadas.
El hecho es que vivimos en función de acuerdos tácitos y pactos de convivencia, muchas veces imperceptibles, pero concretos. Y si bien el término “negociar” no goza de muy buena prensa, aprender a hacerlo es la clave para llevarse bien y garantizar relaciones más satisfactorias, en todos los aspectos.
Negociar no es imponer nuestra voluntad e intereses; eso de nada serviría. Negociar es llegar a un acuerdo satisfactorio entre las partes. El resultado de la negociación debe beneficiar a todos. Por ello, es un error gravísimo el intentar imponerse. El amplio abanico de intereses que nos distingue y también nos complementa con nuestros semejantes, genera diferencias que tienen que ser resueltas de algún modo cuando nuestra intención es convivir.
Algunas claves para negociar con éxito:
-Colóquese a la misma altura que el otro. Entienda que usted es tan valioso como la otra persona.
-Defienda sus deseos. Para poder ocuparse de los demás, primero hay que encargarse de uno mismo.
-Abandone a tiempo la discusión. Saber emprender correctamente la retirada no es un signo de debilidad sino de fortaleza.
-Escuche sin interrumpir. De este modo permitirá al otro expresarse y también podrá exigir el mismo trato hacia él.
-No amenace ni desacredite a su interlocutor. No olvides que su objetivo no es destruir al otro, sino ejercer un derecho legítimo. Y no olvides tampoco que las acusaciones cierran las puertas.
-Evita el chantaje. La extorsión afectiva es la estrategia de los débiles. No de nada por sentado. Descarte pensamientos tales como: “él debería saber que...”; “ya sé lo que va a responder...”; “yo creía que...”.
-No quiera tener siempre la razón. No hay nada más desagradable que tener a una persona testaruda enfrente de uno.
-No pase facturas. No contabilice cada cosa buena que hace por el otro con el fin de obtener algo a cambio.
Recuerda que negociar no significa acumular poder, vencer o aprovecharse del otro. El objetivo es intercambiar opiniones y hacer pactos que redunden en beneficio de todos y de esta manera fortalecer el vínculo que une a las personas.
Negociar con eficacia implica aprender, desarrollar, asumir y poner en práctica una serie de habilidades, técnicas y capacidades; se puede decir, sin lugar a duda, que la negociación es algo consustancial con el ser humano y una de sus manifestaciones más tempranas... el hecho de saber negociar nos hace ser personas más espontáneas y desenvueltas en cualquier campo de la vida.
Fuente : Familiadigital/Amalia Novatti