Maltrato a Ancianos
"Es una conducta destructiva que está dirigida a una persona mayor, ocurre en el contexto de una relación que denota confianza y reviste suficiente intensidad o frecuencia para producir efectos nocivos de carácter físico, psicológico, social y/o financiero de innecesario sufrimiento, lesión, dolor, pérdida o violación de los derechos humanos y disminución en la calidad de vida de la persona mayor"(Hudson, 1991).
El maltrato a ancianos es un grave problema social, con raíces que son culturales y psicológicas. No importa el nivel económico y educativo de quien lo ejerce o lo padece. El maltrato vulnera los derechos fundamentales de las personas, por eso es un problema de todos, y es la sociedad en su conjunto, quien puede y debe cumplir un papel importante en todo esto.
Existen diversas formas de maltrato a ancianos, ejercidos por otras personas:
Negligencia: se traduce en desprotección, descuido y/o abandono.
Maltrato físico: es toda forma de castigo corporal (incluye encierro o privación intencional de cuidados o alimentos).
Abuso sexual: consiste en obligar o persuadir a un anciano/a para que participe en actividades sexuales no consentidas.
Abuso económico y/o habitacional: sobre los bienes, los ingresos y/o la vivienda del anciano, destinando cualquiera de estos hacia otros fines que no son los propios del anciano.
Maltrato emocional: puede acompañar a las anteriores o ejercerse independientemente de las demás, por Ej. amenazas, descalificaciones, desvalorizaciones y/o ausencia de expresiones positivas hacia la persona del anciano, despojándolo de su identidad y dignidad como ser humano.
Todas las formas de maltrato producen en los ancianos daños variables en función de diversos factores, especialmente respecto a su intensidad en el ejercicio y duración en el tiempo. Significan un atentado contra la vida y la salud del anciano, dejando secuelas que pueden ser permanentes.
Muchas veces los ancianos, por vergüenza o para proteger a otros, encubren la situación de la que son objeto.
Se produce un sentimiento contradictorio en el anciano, de afecto, rechazo y dependencia emocional ante quien ejerce violencia hacia él.
La observación sensible, la escucha atenta y la actitud receptiva son algunos de los recursos con que contamos para identificar a un anciano maltratado.
Tanto la violencia social (necesidades básicas insatisfechas) como la violencia familiar, con sus dificultades y costos (pues los ancianos deben denunciar a sus propios hijos o familiares de los cuales en general dependen afectiva y/o económicamente) son aspectos que tenemos que tener en claro al abordar esta problemática especifica.
Frente a una situación de maltrato contra un adulto mayor se recomienda:
Si el adulto mayor denuncia explícitamente el maltrato que sufre:
· Creer en su palabra
· No culpabilizarlo en ningún caso
· Investigar la verdad
· Consultar a profesionales especializados
· Recurrir a las autoridades competentes
· Demandar orientación a equipos de profesionales que, luego de realizar el diagnostico correspondiente, cumplirán con los procedimientos legales.
· Si los hechos son confirmados, se puede y debe realizar una denuncia a los órganos del poder judicial que puedan asistir al anciano, si existiera legislación en tal sentido, protegiéndolo ante todo.
Lic. Graciela Bellini y Lic. Graciela Bosca
Fuente : Graciella Belini y Graciella Bosca