El tomar decisiones
En algún momento de la vida siempre llega el momento de tener que tomar decisiones por fáciles o difíciles que sean, pero siempre se debe tomar la decisión más acertada para no caer en simples errores de no tener el suficiente carácter para manejar situaciones que se presentan en la vida. El tomar decisiones es una forma de actuar y enfrentar los problemas.
Las decisiones pueden transformarse en una verdadera tortura para el indeciso, quien sigue dando vueltas al asunto luego de haber evaluado todas las posibilidades o consulta insistentemente a otras personas para asegurarse de que su elección es correcta y no caer luego en arrepentimientos absurdos, cada persona es libre y capaz de tomar decisiones sin el consentimiento de los demás.
La persona indecisa, duda y se dispone finalmente a actuar pero vacila, se arrepiente a último momento y reconsidera su decisión. La incomodidad que le genera este proceder puede llevarlo incluso a actuar impulsivamente, con objeto de poner fin a su tensa cavilación.
Si a usted le cuesta tomar una decisión tan sencilla como aceptar una invitación o adquirir una prenda de vestir y luego se preocupa pensando que tal vez eligió mal, su problema es el modo como enfrenta los problemas y no tener la suficiente autonomía para manejar su vida, teniendo que tener la aprobación de los demás, situación que no es nada bueno reflejar porque es simple inseguridad y falta de confianza en si mismo.
La inseguridad y la falta de resolución pueden responder a múltiples factores. Muchas personas tienen dificultad para tomar decisiones porque aceptan inadvertidamente algunas de las siguientes premisas:
En realidad las soluciones no están "en algún lugar" esperando ser encontradas. Sólo existen una vez que se han pensado, y no se tiene ninguna certeza de que finalmente hallaremos una salida perfecta. En lugar de suponer arbitrariamente que existe una solución ideal, es más realista asumir que sólo tenemos la posibilidad de generar un número limitado de alternativas.
Las opciones disponibles son más o menos convenientes de acuerdo a las ventajas y desventajas que ofrecen. Cuando elegimos una de ellas estamos renunciando implícitamente a las otras, por lo cual la toma de decisiones supone siempre sacrificar algunas aspiraciones para alcanzar otras.
Siempre se debe estar completamente seguro de que la decisión tomada es la correcta porque nunca es posible poder anticiparnos a los hechos porque si eso fuera así, no existirían los problemas porque antemano sabríamos que va a suceder.
No es posible conocer de antemano todas las consecuencias de nuestros actos ni tener la certeza absoluta de que una decisión es acertada. Las personas que procuran tener todo previsto antes de actuar no siempre son más eficientes. Por el contrario, suelen perder mucho tiempo en detalles menores o en una planificación excesiva. Con frecuencia mejoran su desempeño cuando aceptan el margen de riesgo e incertidumbre que acompaña a todas las decisiones.
Muchas personas se sienten culpables, avergonzadas o enojadas consigo mismas cada vez que se equivocan o cuando su rendimiento no es excelente, recriminandose por sus acciones o por las decisiones tomadas. Se conducen como si no tuvieran derecho a cometer errores, aún cuando afirman enfáticamente que equivocarse es de humanos.
Esta exigencia perfeccionista compromete su autoestima, ya que resulta muy difícil mantener un rendimiento tan elevado. El sujeto nunca está conforme con su desempeño y el temor a equivocarse bloquea su capacidad para actuar con decisión y seguridad, nunca estamos conformes con nuestro comportamiento y siempre somos los primeros en juzgarnos a nosotros mismos duramente sin tener claro en que se esta fallando continuamente en nuestra vida, el hecho de tomar decisiones no es nada fácil para nadie y más aun cuando se debe involucrar a segundos o terceros.
Estas ideas o creencias conducen a preocuparse por los problemas más que a ocuparse de ellos. Ocuparse consiste en analizar la situación con objeto de evaluar las distintas alternativas, tomar una decisión y ponerla en práctica. Preocuparse implica volver reiteradamente sobre el problema aunque no surjan nuevos elementos de juicio. La ocupación es una actividad concreta que conduce a la acción. La preocupación, en cambio, es una modalidad de pensamiento ineficaz que genera irritación, ansiedad e indecisión y no tener la suficiente madurez para enfrentar situaciones en las que se debe tomar decisiones sin ningún reparo de indecisión.
Fuente : Americasalud/Dr. Alberto Chertok