Aprender a relacionarse
El hombre es un ser pensante y que posee la capacidad de interactuar con lo que lo rodea y una parte fundamental de su vida es el saber relacionarse y tener la capacidad para comunicarse con los demás es básica en nuestra relación social y familiar, de modo que un buen manejo de esta habilidad puede aportar muchas satisfacciones.
Al espejarnos en nuestras “relaciones con los demás y con todo lo que nos rodea,” tenemos una oportunidad para conocernos y aprender más sobre nosotros mismos y nuestros emprendimientos. En efecto, nuestro subconsciente individual y colectivo sabe más sobre nosotros que nuestros correspondientes conscientes. Pero, lamentablemente, al subconsciente no siempre le resulta fácil comunicarse con nosotros; necesita de herramientas, de “muletas” que lo ayuden.
Una herramienta natural que tenemos desde los comienzos de la humanidad, es nuestra capacidad innata de vernos nosotros mismos y saber si somos personas que podemos transmitir con facilidad nuestros criterios y pensamientos ante los demás, si es que reflexionamos lo suficiente en cuanto a nuestra manera de saber comunicarnos a diario.
Lo primero es reconocer que aquellas características de los demás en las que enfocamos nuestra atención, a las que dirigimos la energía de nuestros sentimientos y emociones, y a las que “juzgamos” positiva o negativamente, son casi siempre, características propias de nosotros mismos, individual o colectivamente.
Es posible que reconocerlas y aprender de ellas nos resulte muy difícil. Pero eso no implica que esa oportunidad de aprendizaje no esté allí. Lo que, lamentablemente implica esta realidad, es que “no disponemos de suficiente capacidad de reflexión y autocrítica.” Por esto, es fundamental que, “los exámenes de conciencia,” en el ámbito de cada uno de nosotros se transforme en una actividad continua y cada vez más consciente y con detenimiento.
En el trabajo
La habilidad que tengamos para comunicarnos en el trabajo va a afectar directamente a la satisfacción que nos reporte, a la productividad, rendimiento, ascensos, y sobre todo a la satisfacción personal.
En el trabajo es muy importante creer en uno mismo, ser oportunos a la hora de hacer sugerencias o peticiones, hablar siempre con claridad y argumentar lo que decimos. Procura demostrar seguridad y sobre todo actúa con naturalidad y serenidad.
En las relaciones sociales
Para relacionarnos con los demás y hacer amigos puede resultar interesante expresar abiertamente nuestro interés por lo que están diciendo. Y así, preguntar sobre lo que están hablando, introducir algún aspecto o idea sobre el tema del que se está tratando, dar una opinión si lo considera oportuno, apoyar alguna idea expresada por cualquiera de los interlocutores y aportar una visión personal del asunto. Es importante tener empatía para saber ponernos en el lugar de los demás y así comprender mejor lo que sienten.
En las relaciones de pareja
La comunicación es uno de los pilares básicos en los que se apoya la relación de pareja y es sorprendente ver cuantas parejas carecen de habilidades para comunicarse de forma adecuada, dando lugar a malas interpretaciones de los hechos. Es muy importante hablar de los problemas de forma directa, sin "sobreentendidos", comentarlos en el momento y no cuando ya ha pasado el tiempo y el otro no sabe de qué le esta hablando. Exprese lo que siente de forma activa, no exija a su pareja que adivine sus deseos. Es importante también expresar sentimientos positivos, comprender los puntos de vista del otro y, sobre todo, no descargues su mal humor en tu pareja.
Hablar en público
Para vencer el miedo a hablar en público hay que cambiar los pensamientos negativos por otros de carácter positivo. En lugar de decir "no puedo", "voy a tartamudear", "me van a hacer preguntas que no sabré responder", habría que pensar "soy capaz", "estoy perfectamente preparado", "domino bien el tema"... Es aconsejable, por tanto, tener una actitud optimista y sobre todo perder el miedo.
Una principal fuente de enseñanza y aprendizaje reside en el “templo, teatro o escenario” de “LAS RELACIONES CON LOS DEMAS,” sin casi importar el tipo de estas relaciones. De todas y cada una de ellas siempre tenemos algo que aprender. Pero para eso, tenemos que no caer en la tentación de juzgarlas, bendiciéndolas o condenándolas.
Fuente : Pulevasalud/Dra. Trinidad Aparicio