Agorafobia
La agorafobia es un trastorno caracterizado por el miedo a las multitudes y a los espacios públicos y abiertos, especialmente si no se presentan de manera inmediata opciones de escape o de ayuda. Esta fobia hace que las personas limiten sus actividades a áreas cada vez más pequeñas, lo cual las lleva finalmente a la incapacidad de dejar sus hogares.
Otras características de este trastorno pueden ser: la excesiva dependencia de otras personas, la percepción de que el cuerpo es irreal (despersonalización) o de que el medio ambiente es irreal y la depresión. La fase inicial de este trastorno se puede asociar con un ataque de pánico en un espacio público o en eventos que hacen que la persona se sienta incómoda en escenarios públicos y posteriormente decida evitar situaciones similares.
El inicio de este trastorno se presenta generalmente a los 20 años de edad. Las personas que presentan este trastorno se pueden confinar en sus hogares por años, con el consecuente deterioro de la interrelación personal y social.
Aunque el paciente agorafóbico evita un gran número de situaciones tales como viajar en ómnibus, permanecer en el centro de una multitud o simplemente alejarse de su casa, los eventos temidos comparten una misma característica: el sujeto evita permanecer en lugares de los cuales no pueda retirarse rápidamente en caso de sufrir un ataque de pánico o un acceso de ansiedad.
Esto incluye circunstancias tan variadas como adquirir un artículo y esperar a recibir el cambio o aguardar a que cambie la luz del semáforo cuando conduce un auto. Otros pacientes evitan atravesar espacios abiertos, por ejemplo una plaza o una amplia avenida, donde no puedan apoyarse o sentarse en caso de experimentar vértigo o mareo.
Lo dramático de esta fobia es que el suceso temido no es precisamente el ómnibus, la plaza o la multitud. El sujeto teme al malestar ocasionado por su propio miedo, porque supone equivocadamente que en caso de permanecer en el lugar su ansiedad continuará aumentando indefinidamente hasta alcanzar un desenlace trágico: desmayarse, morir o volverse loco. El agorafóbico no permanece en la situación el tiempo suficiente para comprobar que su ansiedad finalmente disminuye, y se retira convencido de que ha evitado un malestar insoportable.
El terapeuta realiza un análisis detenido del caso y propone un tratamiento que apunta a los factores responsables del mantenimiento de la fobia. El tratamiento incluye generalmente la exposición gradual del sujeto a las situaciones temidas, en condiciones controladas y planificadas en el consultorio.
La exposición realizada sin un adecuado asesoramiento puede resultar ineficaz debido a los sutiles medios que emplean los agorafóbicos para controlar el miedo y cumplir con sus actividades. Si el sujeto sube a un ómnibus con la idea de bajarse en caso de que el nerviosismo aumente, su enfrentamiento con la situación es parcial aún cuando no se baje. La exposición es eficaz cuando el sujeto está dispuesto a permanecer en el lugar hasta las últimas consecuencias, sin buscar posibles fuentes de ayuda o vías de escape.
Fuente : Americasalud/Dr. Alberto Chertok