Enfermedades Psicosomáticas
No siempre las enfermedades tienen una causa física. Es importante conocer cuáles son las posibles causas de este tipo de trastornos, qué efectos tienen sobre la salud y sobre todo, qué actitudes y estilos de vida se deben llevar para evitar su aparición.
¿Qué son las enfermedades psicosomáticas?
Son las enfermedades iniciadas o mantenidas por factores psicológicos.
A veces la gente acude al médico aquejadas de alguna enfermedad o dolencia, y tras hacerse un chequeo éste no encuentra nada en su organismo que justifique lo que les ocurre.
Esto a veces causa cierto desconcierto, ya que es más cómodo encontrar una causa física y aplicar un tratamiento, que entender y aceptar que es la mente la que puede estar originando o manteniendo la alteración.
Esto quiere decir, que muchos trastornos y enfermedades están relacionados con interpretaciones irracionales sobre la realidad y con la forma que se tiene de enfrentarse a ella.
Recientes investigaciones están demostrando que los factores psicológicos pueden desempeñar un papel importante tanto en la aparición como mantenimiento de algunas enfermedades. Por lo que se puede decir que existe un determinado grupo de trastornos orgánicos que están relacionados con factores psicológicos. A este tipo de enfermedades se les denomina enfermedades psicosomáticas.
Efectos sobre el organismo y la salud
El estrés, la ansiedad, la forma de enfrentarse a los problemas cotidianos, estados de ánimo negativos, depresión, características de personalidad, conductas relacionadas con la salud, etc. tienen un efecto directo sobre el organismo produciéndose una serie de reacciones neuroquímicas y hormonales en determinadas zonas del cerebro, del sistema nervioso autónomo y de determinadas glándulas endocrinas como la hipófisis.
Todo esto va a tener efectos en el funcionamiento normal del sistema inmunológico, cuya función es la de identificar y eliminar aquellas sustancias extrañas (virus, bacterias, hongos, etc.) que pueden perjudicar al organismo. De manera que si el sistema inmune está dañado, es muy probable que estas sustancias invadan el organismo y favorezcan la aparición de algunas enfermedades.
Por consiguiente, se puede concluir que los trastornos relacionados directamente con la actividad del sistema inmune, como las alergias, problemas en la piel, asma, etc., podrían tener su explicación en los efectos negativos que produce el estrés, acontecimientos relacionados con pérdidas de seres queridos, el desempleo, carencias afectivas, separaciones o divorcios, soledad, exceso de trabajo, etc.
También se ha podido comprobar cómo determinados tipos de personalidad como son los individuos impulsivos, impacientes, perfeccionistas, con tendencia a realizar varias actividades al mismo tiempo, incapaces de estar sin hacer nada, con tendencia a vivir siempre en tensión, etc, tienen cierta tendencia a padecer enfermedades coronarias y problemas cardiacos.
Por último existen otras alteraciones que también se han asociado a un origen psicológico como la arritmia cardiaca, asma bronquial, crisis de angina de pecho, úlceras, gastritis, trastornos endocrinos, trastornos de la alimentación, enfermedades de la piel, alergias, etc.
Cambiar el estilo de vida
Es aconsejable realizar conductas saludables como el ejercicio físico, buena alimentación, descansar bien, desconectar del trabajo, se pueden realizar actividades que reducen la tensión, aprender a relativizar los problemas ya que a veces le damos una importancia exagerada a todo lo que acontece y hacemos de todo un problema.
Habría que tratar de eliminar o reducir el consumo de tabaco, alcohol, malos hábitos alimenticios, que no hacen otra cosa sino que las enfermedades se agraven.
Llevar a cabo lo que se denominan "estrategias de afrontamiento" que consisten en hacer esfuerzos mentales y comportamentales dirigidos a suprimir el estado de malestar que a veces producen estas situaciones.
Estas estrategias pueden ser: ver el lado positivo de las cosas, contemplar los problemas y dificultades como algo que puede potenciar el crecimiento personal, realizar actividades distractoras que ayuden a no pensar continuamente en lo que nos preocupa, tener calma para analizar de forma reflexiva y objetiva los problemas y de esta forma procurar dar respuestas y soluciones eficaces, saber buscar apoyo en otras personas que nos aconsejen o reconforten, etc.
En cualquier caso conviene aclarar que con este tipo de enfermedades siempre es aconsejable acudir a especialistas en la materia, ya que pueden ser muchos los factores que pueden estar contribuyendo su aparición y mantenimiento.